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Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
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Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
Lunes. Día soleado con amenazantes nubes.
16:00 h | Preocupación y cansancio.
16:00 h | Preocupación y cansancio.
Apenas recordaba la sensación de caminar absorta, con la cabeza gacha y los pies arrastrando. Ni siquiera un buen tiempo ni una gran conversación habían podido hacer que la pelirroja sonriera un poquito y es que la realidad era evidente. Estaba triste. Nitya solía ser una jovencita alegre y enérgica y hoy sus poros derrochaban tristeza por todos los lados, su padre ultimamente estaba algo decaido y ella presentía que no tardaría mucho en enfermar, de hecho era aquello lo que había sucedido. Habían intentado por todos los medios que su fiebre bajase o al menos se mantuviera a una temperatura que no rozase el límite, su madre y ella se habían volcado en que eso no ocurriese pero la cosa seguía igual. Su madre como de costumbre había sugerido que se calmase y fuese a despejarse, observando, ocupándose de todo ella misma y retomando el control. En eso era en lo que más se parecía a su madre.
No le apetecía tener que irse fuera y dejar a su padre así, puesto que seguiría preocupada de todas maneras, pero la cabezonería de su madre llegaba a límites insospechados así que terminó saliendo por la puerta con lo puesto. Pasó una mano por su trenza mientras pensaba en algún lugar dónde ir. Normalmente habría elegido cualquier lugar dónde poder andar y disfrutar de los paisajes, pero ahora necesitaba estar cerca de su hogar para poder ir si algo ocurría o si su madre necesitaba ayuda. Caminó entre las callejuelas mientras avanzaba a través de las viviendas. Finalmente salió de allí decidiendo que la mejor opción era quedarse en la plaza dónde habían un par de puestecillos y demás curiosidades aunque lo había elegido principalmente por la cercanía que había sino probablemente habría ido a otro distrito o a algún lugar más alejado ya que le encantaba pasear. Se acercó a un banco mientras se sentaba en él aún con su cabeza repleta de pensamientos sobre lo ocurrido, no había apenas gente en el lugar y aquello le daba un aire algo más nostálgico.
Se quedó allí sentada mientras soplaba ligeramente, manteniendose algo apagada, en realidad estaba preocupada por el estado de su padre, si llegase a empeorar o a pasarle algo malo aquello sería un duro golpe para ella. La unión que tenía con su padre era grande, algo indescriptible. Sencillamente había pasado con él cada momento de su vida, fuese bueno o malo. Le había enseñado a luchar, a ser fuerte, le había apoyado y levantado cuándo se había caido. Observó con distracción un puestecillo a lo lejos, podía ver las distintas figuritas representativas de Panem, entre ellas el Sinsajo ligeramente apartado a un lado mientras que el fénix estaba más adelantado, "presidiendo" la mesa hecho que le hizo recordar un hecho que ocurriría en breve. Los juegos del hambre, pensó. Hecho que ponía contento a su progenitor, el cuál ahora deliraba en la cama. Ojalá no ocurriese nada malo. Ojalá. Oyó un ruido carácterístico, las pisadas suaves no eran escandalosas ni mucho menos pero entre aquel silencio hasta una hoja balanceándose al ritmo de la brisa suave captaría la atención de cualquiera. Alzó el rostro y vió a una chica caminando con distracción.
Nitya P. Keene
Re: Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
Mientras el tren se ponía en marcha, Aleksandra se permitió sacar de su mochila el libro de su madre que su padre el había dado durante el almuerzo, el libro en el que su madre relataba cómo eran los Juegos del Hambre, esos que no eran una simple competición amistosa entre los distritos sino una verdadera carnicería, esos que habían provocado que miles de familias sucumbieran en la desesperación al ver como sus hijos, hermanos, amigos o simplemente el chico que se sentaba en la última fila de tu clase era asesinado; esos que habían prometido que desaparecerían del mapa.
Durante todo el trayecto desde la estación del distrito 3 hasta la del distrito 5 la chica no abrió el libro, ni siquiera lo miró, solo recorría la encuadernación, que presentaba en relieve a un sinsajo y un fénix peleando, con sus blancas y delicadas manos, con movimientos suaves y la mirada puesta en el paisaje que pasaba rápidamente por la ventana, como si quisiese borrar todo lo malo que seguramente relataría, como si quisiese hacerlo desaparecer para convencerse de que no volvería a ocurrir a pesar de que los anuncios y las cartas dijesen lo contrario.
Aleksandra había elegido el distrito 5 porque después de todo lo que le había contado su padre le había pedido que le fuese a buscar unas cuantas baterías para la casa, sabiendo que su hija no saldría de casa dejándolo solo para poder pensar tranquilamente y reflexionar sobre lo que le había contado, así que había tenido que darle él mismo una excusa. Excusa que Aleksandra había agradecido y tomado sin rechistar, pues a pesar de que podría haberlas comprado en el mercado de su propio distrito escogió subir a uno de los trnes con destinoal distrito 5, encargado de la energía.
Tras comprar las baterías había estado deambulando hasta dar con la plaza central, en la que había varios puestos, uno de ellos con figuras características de Panem, entre ellas un Sinsajo apartado y un Fénix en el centro de la mesa, provocando que la chica agarrase el libro con más fuerza y se alejase rápidamente de aquel lugar intentando no romper el clima de silencio que reinaba en la zona.
-¿Te importaría que me sentase?-Cuando se hizo evidente que la chica pelirroja había notado sus andares distraídos, Aleksandra se armó de valor y preguntó mientras apartaba unos mechones de pelo que el viento se empeñaba en dirigir hasta su cara y sus mejillas se sonrojaban ante la duda de que tal vez habría molestado a la chica.
Durante todo el trayecto desde la estación del distrito 3 hasta la del distrito 5 la chica no abrió el libro, ni siquiera lo miró, solo recorría la encuadernación, que presentaba en relieve a un sinsajo y un fénix peleando, con sus blancas y delicadas manos, con movimientos suaves y la mirada puesta en el paisaje que pasaba rápidamente por la ventana, como si quisiese borrar todo lo malo que seguramente relataría, como si quisiese hacerlo desaparecer para convencerse de que no volvería a ocurrir a pesar de que los anuncios y las cartas dijesen lo contrario.
Aleksandra había elegido el distrito 5 porque después de todo lo que le había contado su padre le había pedido que le fuese a buscar unas cuantas baterías para la casa, sabiendo que su hija no saldría de casa dejándolo solo para poder pensar tranquilamente y reflexionar sobre lo que le había contado, así que había tenido que darle él mismo una excusa. Excusa que Aleksandra había agradecido y tomado sin rechistar, pues a pesar de que podría haberlas comprado en el mercado de su propio distrito escogió subir a uno de los trnes con destinoal distrito 5, encargado de la energía.
Tras comprar las baterías había estado deambulando hasta dar con la plaza central, en la que había varios puestos, uno de ellos con figuras características de Panem, entre ellas un Sinsajo apartado y un Fénix en el centro de la mesa, provocando que la chica agarrase el libro con más fuerza y se alejase rápidamente de aquel lugar intentando no romper el clima de silencio que reinaba en la zona.
-¿Te importaría que me sentase?-Cuando se hizo evidente que la chica pelirroja había notado sus andares distraídos, Aleksandra se armó de valor y preguntó mientras apartaba unos mechones de pelo que el viento se empeñaba en dirigir hasta su cara y sus mejillas se sonrojaban ante la duda de que tal vez habría molestado a la chica.
Aleksandra S. Zakharova- Localización : Estoy justamente aquí
Re: Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
La chica siguió ensimismada en sus pensamientos mientras sentía una opresión inexplicable en el pecho, aunque ella bien sabía que en el fondo se trataba de su preocupación. Ahora miraba al frente aunque no parecía especialmente interesada ni fijada en algo, sintió una ligera brisa que hizo que su pelo ondeara en el viento y se espabilase un poco, haciendo que no estuviera tan metida en sus cosas. Ahí fue cuando giró la cabeza y observó el puestecillo y las distintas figuras que habían en él, normalmente allí había algún que otro tenderete repleto de comida-o más bien, caprichos que pocos podían permitirse- pero se notaba como el revuelo de aquella exhibición había hecho que la gente hablara, expusiera su expresión de temor y sobretodo empezase a murmurar sobre lo que podía empezar a ocurrir.
Aunque la situación era bastante caótica y todo había sucedido demasiado rápido en Panem-la muerte de Paylor, la presidencia de Galloway y la reincorporación de los Juegos- ahora su mente estaba en un lugar bastante más apartado de aquello. Su casa. Y lo cierto es que aunque su padre estuviera en plena forma, sabía que su mente estaría algo alejada de los Juegos por ahora. Faltaba poco tiempo y ella no estaba en absoluto centrada, se sentía abrumada, con una sensación difícil de explicar. Después de un rato oyó ruidos y se dió cuenta de que no era otra cosa que una figura que caminaba alejada. La observó con distracción debido a la poca actividad que había por allí, parecía algo asustada por el puestecillo de figuras que había a lo lejos pero no la culpaba ya que habían muchas personas que utilizaban esa excusa para robar y poder comer o llevar dinero a su hogar. Aunque mucho valor debía de tener para retar al Capitolio, que si eran solía hacerles pagar aquello de forma triplicada.
La figura alejada se acercó aún más, era una chica, debía ser algo mucho más joven que ella, ya que tenía una expresión muy algo añiñada, con pelo oscuro y expresión tímida, realmente parecía algo incómoda allí ya que había venido hacía dónde se encontraba en poco tiempo, preguntando si podía sentarse con un susurro ligero, cosa que le hacía sonreír enternecida. La miró mientras intentaba caer si la había visto en algún lugar pero no parecía ser de allí y no le sonaba así que descartó esa idea mientras se desplazaba a un lado asintiendo con la cabeza ante la propuesta que ella había lanzado sobre lo de poder sentarse en el banco, sonriendo amablemente.
- Claro, no hace falta preguntarlo -murmuró ella amablemente mientras se colocaba el pelo, la brisa había levantado alguno de sus cabellos y había conseguido despeinarla un poco- De momento los bancos no son míos -bromeó intentando romper el hielo mientras sonreía ligeramente. Observó que ella tenía una especie de libro sujeto a ella, la encuadernación de la tapa era llamativa, con un relieve en las esquinas por detrás, quizá por delante era incluso hasta más bonito- ¿Te gusta leer, verdad? -preguntó con curiosidad mientras señalaba el libro, mirándola con expresión agradable, debía gustarle bastante ya que el libro parecía grueso, de tapa dura y porte majestuoso. No quería parecer entrometida ni nada por el estilo, pero mejor romper tensiones y entablar una conversación, no quería preocuparse más de lo que estaba así que sin duda aquel método de desconexión era lo mejor.
Aunque la situación era bastante caótica y todo había sucedido demasiado rápido en Panem-la muerte de Paylor, la presidencia de Galloway y la reincorporación de los Juegos- ahora su mente estaba en un lugar bastante más apartado de aquello. Su casa. Y lo cierto es que aunque su padre estuviera en plena forma, sabía que su mente estaría algo alejada de los Juegos por ahora. Faltaba poco tiempo y ella no estaba en absoluto centrada, se sentía abrumada, con una sensación difícil de explicar. Después de un rato oyó ruidos y se dió cuenta de que no era otra cosa que una figura que caminaba alejada. La observó con distracción debido a la poca actividad que había por allí, parecía algo asustada por el puestecillo de figuras que había a lo lejos pero no la culpaba ya que habían muchas personas que utilizaban esa excusa para robar y poder comer o llevar dinero a su hogar. Aunque mucho valor debía de tener para retar al Capitolio, que si eran solía hacerles pagar aquello de forma triplicada.
La figura alejada se acercó aún más, era una chica, debía ser algo mucho más joven que ella, ya que tenía una expresión muy algo añiñada, con pelo oscuro y expresión tímida, realmente parecía algo incómoda allí ya que había venido hacía dónde se encontraba en poco tiempo, preguntando si podía sentarse con un susurro ligero, cosa que le hacía sonreír enternecida. La miró mientras intentaba caer si la había visto en algún lugar pero no parecía ser de allí y no le sonaba así que descartó esa idea mientras se desplazaba a un lado asintiendo con la cabeza ante la propuesta que ella había lanzado sobre lo de poder sentarse en el banco, sonriendo amablemente.
- Claro, no hace falta preguntarlo -murmuró ella amablemente mientras se colocaba el pelo, la brisa había levantado alguno de sus cabellos y había conseguido despeinarla un poco- De momento los bancos no son míos -bromeó intentando romper el hielo mientras sonreía ligeramente. Observó que ella tenía una especie de libro sujeto a ella, la encuadernación de la tapa era llamativa, con un relieve en las esquinas por detrás, quizá por delante era incluso hasta más bonito- ¿Te gusta leer, verdad? -preguntó con curiosidad mientras señalaba el libro, mirándola con expresión agradable, debía gustarle bastante ya que el libro parecía grueso, de tapa dura y porte majestuoso. No quería parecer entrometida ni nada por el estilo, pero mejor romper tensiones y entablar una conversación, no quería preocuparse más de lo que estaba así que sin duda aquel método de desconexión era lo mejor.
Nitya P. Keene
Re: Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
Cuando la chica dio su contestó afirmativamente a su pregunta y dejó espacio en el banco, Aleksandra ocupó el sitio apoyando su espalda en la parte de atrás del banco y cerrando los ojos momentáneamente mientras dejaba que su cuerpo comenzase a relajarse y recuperarse del largo viaje, dejando que la risa acelerase el trabajo al escuchar el comentario de la chica que se sentaba a mi lado.
Mi risa se fue apagando lentamente, pero esa desconocida que parecía tener sus propios problemas había logrado que una pequeña sonrisa se mantuviese en su rostro, sonrisas que no habían aparecido desde que su padre había hablado con ella acerca de... Aleksandra hizo más amplia su sonrisa con la intención de alejar esos pensamientos desagradables de su cabeza.
Se revolvió incómoda cuando notó la mirada de la chica pelirroja sobre su libro, ella no quería causar problemas ni molestar a nadie, y sabía que había gente que había estado a favor de los Juegos del Hambre que no vería bien que alguien fuese por la calle con un libro en el que se resumían todos los juegos desde sus comienzos y se explicaban tácticas para diferentes espacios de combate. Claro que a alguien que estuviese en contra tampoco le haría mucha gracia que alguien como ella fuese con eso por la calle, como si intentase presumir de que le gustaban; pero muy pronto la mente de Aleksandra dejó esos pensamientos "fúnebres" para centrarse en la pregunta de la chica.
Poco a poco bajó la vista y dejó al descubierto la portada del libro, una maravilla hecha por su padre, que había manejado a la perfección la técnica de los dibujos en relieve antes de que el accidente limitase todos sus movimientos. Entendía por qué la chica le preguntaba si le gustaba leer, no muchas personas iban por la vida con un libro tan grueso y bonito, aunque su historia no fuese uno de los cuentos de hadas que leía de pequeña para dormirse; a pesar de todo ello, tardó un poco en responder, ahora que había dejado ver la portada del libro no estaba seguro de lo que debía contestar.
-Me gusta leer, aunque prefiero otro tipo de historias.-Se arriesgó a contestar sinceramente, a ella no le gustaba mentir, y si se iba a meter en problemas mejor que fuese por algo que de verdad pensaba. Contestó con la cabeza gacha y con un débil murmullo, la pobre chica de verdad esperaba que la otra no se lo tomase a mal y que se enfadase con ella. Y tras unos momentos en silencio, en los que los ojos de Aleksandra comenzaron a aguarse ante la espera de los primeros reproches, la chica de la que aún no sabía el nombre comenzó a hablar.
Mi risa se fue apagando lentamente, pero esa desconocida que parecía tener sus propios problemas había logrado que una pequeña sonrisa se mantuviese en su rostro, sonrisas que no habían aparecido desde que su padre había hablado con ella acerca de... Aleksandra hizo más amplia su sonrisa con la intención de alejar esos pensamientos desagradables de su cabeza.
Se revolvió incómoda cuando notó la mirada de la chica pelirroja sobre su libro, ella no quería causar problemas ni molestar a nadie, y sabía que había gente que había estado a favor de los Juegos del Hambre que no vería bien que alguien fuese por la calle con un libro en el que se resumían todos los juegos desde sus comienzos y se explicaban tácticas para diferentes espacios de combate. Claro que a alguien que estuviese en contra tampoco le haría mucha gracia que alguien como ella fuese con eso por la calle, como si intentase presumir de que le gustaban; pero muy pronto la mente de Aleksandra dejó esos pensamientos "fúnebres" para centrarse en la pregunta de la chica.
Poco a poco bajó la vista y dejó al descubierto la portada del libro, una maravilla hecha por su padre, que había manejado a la perfección la técnica de los dibujos en relieve antes de que el accidente limitase todos sus movimientos. Entendía por qué la chica le preguntaba si le gustaba leer, no muchas personas iban por la vida con un libro tan grueso y bonito, aunque su historia no fuese uno de los cuentos de hadas que leía de pequeña para dormirse; a pesar de todo ello, tardó un poco en responder, ahora que había dejado ver la portada del libro no estaba seguro de lo que debía contestar.
-Me gusta leer, aunque prefiero otro tipo de historias.-Se arriesgó a contestar sinceramente, a ella no le gustaba mentir, y si se iba a meter en problemas mejor que fuese por algo que de verdad pensaba. Contestó con la cabeza gacha y con un débil murmullo, la pobre chica de verdad esperaba que la otra no se lo tomase a mal y que se enfadase con ella. Y tras unos momentos en silencio, en los que los ojos de Aleksandra comenzaron a aguarse ante la espera de los primeros reproches, la chica de la que aún no sabía el nombre comenzó a hablar.
Aleksandra S. Zakharova- Localización : Estoy justamente aquí
Re: Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
Nitya la miró de reojo durante apenas un instante, momento que bastó para percatarse de que aquella muchachita estaba apagada y ausente, cómo encerrada en sus pensamientos sumergida dentro de su propio mundo; suponía que alguna preocupación bastante grande podía acecharla y por ello sabía bien que no debía preguntar nada al respecto. Le parecía una indiscrección bastante grande y si le llegaba a confiar que le ocurría, solo aumentaría su malestar al recordarle lo que le sucedía. Un silencio se formó después de su comentario y ella miró el libro, pensando que quizá podría ser un comienzo para poder conversar con ella, después de todo no la había visto nunca pero ambas tenían algo en común. Sus mentes tenían cosas que retener en un punto muerto y lo mejor era que charlasen entre ellas. Aunque lo cierto era que la morena parecía más alicaída que ella, pero era normal, quizá tenía un problema mayor o sencillamente era una preocupación más irrelevante que parecía el fin del mundo por la falta de experiencia a su edad. ¿Cómo mucho cuántos años tendría? ¿Dieciseís?. De todas maneras no iba a judgarla. Desde luego que no.
Amablemente le preguntó-en realidad fue una pregunta más bien afirmativa- si le gustaba la lectura. Recordó cuándo ella era más jovencita y solía tragarse novelas enteras a la luz de las velas y como su madre insistentemente le reñía por el hecho de que "a ese paso se dejaría allí la vista", leía asiduamente, hasta que su padre le enseñó a luchar y ahí empezó a interesarse por su propia supervivencia, aparcando los libros y dedicando horas a entrenar. Aunque ella bien sabía que leer era un gusto que no se abandonaba nunca y siempre volvía a recaer, aunque con menos intensidad. Sonrió con amabilidad mientras notaba a la chica algo incómoda, cosa que no entendió demasiado hasta que su libro se volvió y pudo ver la majestuosa portada, se notaba que era hecha a mano y daban ganas de pasar la mano por encima para ver su tacto. La imagen centraba a un fénix y un sinsajo en una pelea, una pelea que ella traducía como la representación de la lucha del pueblo contra el capitolio para ver cuál de ambos conseguía el poder. Aquella ilustración llamaba muchísimo su curiosidad e incluso pensaba que podría ser interesante leerlo y adentrarse en él, pero la chica de su lado no parecía compartir la misma opinión. Se notaba que para ella, aquel libro grueso de encuadernación inmaculada ejercía cien veces más presión de lo que en realidad pesaba.
Escuchó lo que ella decía e hizo un amargo de sonrisilla amarga, se notaba que en realidad le afectaba y automáticamente ató cabos, aquella chiquilla tímida solo estaba atemorizada. Muerta de miedo ante la posibilidad de salir elegida en Los Juegos del Hambre. Aquello produjo una sensación amarga en la pelirroja, por un instante, pudo mirar a aquella chica, pudo ver su dolor a través de sus ojos y aquello era algo estremecedor. Le daban ganas de coger una botella y darle un trago seco mientras se repetía una y otra vez que era su deseo ser mentora, qué aquello era lo que sus padres le habían inculcado que estaba bien, que no debía rebelarse contra el Capitolio y qué poco podía hacer.
- ¿Sabes? Yo solía leer mucho antes, leía historias de amor, de suspense...de mil cosas. Luego te das cuenta de que no hace falta leer historias de ficción para encontrarte con algo que no es real. Nada es cierto. Todo es una historia-dijo ella mientras cruzaba una pierna sobre la otra- Pienso que la única manera de saber algo de primera mano es viviéndolo. Y que está bien que creamos que puede haber algo mejor que lo que vemos, así que si prefieres otras historias, leelas. -murmuró ella tratando de ser comprensiva, cómo asegurandole que podría salir adelante, seguir leyendo historias y vivir su vida. Habían muchas personas en Panem, ella no tendría porqué salir elegida, ¿no?.
Amablemente le preguntó-en realidad fue una pregunta más bien afirmativa- si le gustaba la lectura. Recordó cuándo ella era más jovencita y solía tragarse novelas enteras a la luz de las velas y como su madre insistentemente le reñía por el hecho de que "a ese paso se dejaría allí la vista", leía asiduamente, hasta que su padre le enseñó a luchar y ahí empezó a interesarse por su propia supervivencia, aparcando los libros y dedicando horas a entrenar. Aunque ella bien sabía que leer era un gusto que no se abandonaba nunca y siempre volvía a recaer, aunque con menos intensidad. Sonrió con amabilidad mientras notaba a la chica algo incómoda, cosa que no entendió demasiado hasta que su libro se volvió y pudo ver la majestuosa portada, se notaba que era hecha a mano y daban ganas de pasar la mano por encima para ver su tacto. La imagen centraba a un fénix y un sinsajo en una pelea, una pelea que ella traducía como la representación de la lucha del pueblo contra el capitolio para ver cuál de ambos conseguía el poder. Aquella ilustración llamaba muchísimo su curiosidad e incluso pensaba que podría ser interesante leerlo y adentrarse en él, pero la chica de su lado no parecía compartir la misma opinión. Se notaba que para ella, aquel libro grueso de encuadernación inmaculada ejercía cien veces más presión de lo que en realidad pesaba.
Escuchó lo que ella decía e hizo un amargo de sonrisilla amarga, se notaba que en realidad le afectaba y automáticamente ató cabos, aquella chiquilla tímida solo estaba atemorizada. Muerta de miedo ante la posibilidad de salir elegida en Los Juegos del Hambre. Aquello produjo una sensación amarga en la pelirroja, por un instante, pudo mirar a aquella chica, pudo ver su dolor a través de sus ojos y aquello era algo estremecedor. Le daban ganas de coger una botella y darle un trago seco mientras se repetía una y otra vez que era su deseo ser mentora, qué aquello era lo que sus padres le habían inculcado que estaba bien, que no debía rebelarse contra el Capitolio y qué poco podía hacer.
- ¿Sabes? Yo solía leer mucho antes, leía historias de amor, de suspense...de mil cosas. Luego te das cuenta de que no hace falta leer historias de ficción para encontrarte con algo que no es real. Nada es cierto. Todo es una historia-dijo ella mientras cruzaba una pierna sobre la otra- Pienso que la única manera de saber algo de primera mano es viviéndolo. Y que está bien que creamos que puede haber algo mejor que lo que vemos, así que si prefieres otras historias, leelas. -murmuró ella tratando de ser comprensiva, cómo asegurandole que podría salir adelante, seguir leyendo historias y vivir su vida. Habían muchas personas en Panem, ella no tendría porqué salir elegida, ¿no?.
Nitya P. Keene
Re: Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
Aleksandra parpadeó confusa cuando escuchó la respuesta de la chica pelirroja que se sentaba a su lado, ese parpadeo ocasionó que la mayoría de las lágrimas permaneciesen en su sitio, todas menos una que rodó por su mejilla dejando un rastro de agua salada que ella se encargó de limpiar sin intentar ocultar que su debilidad, según su punto de vista la chica había conseguido tranquilizarla y no le había echado la bronca por andar con ese libro por la calle así que Aleksandra dejó de pretender que estaba perfectamente, aunque dudaba que se notase algún cambio, a fin de cuentas a ella no se le daba muy bien mentir.
Tras ese pequeño momento de debilidad la morena adoptó una expresión pensativa, consistente en fruncir el ceño y los labios, mientras reflexionaba sobre lo dicho por la pelirroja. Era cierto que muchas veces sentía que su propia vida era una historia en sí, y también era cierto que había historias en las que encontraba la fuerza suficiente para seguir adelante con nuevas fuerzas y suficientes sonrisas como para curar una enfermedad letal a base de lo que su padre denominaba "pequeños pero importantes latigazos de optimismo". Así que Aleksandra sonrió débilmente, habían muchas chicas en su distrito, muchas chicas que podrían salir elegidas en la Cosecha; y aunque la morena no deseaba que nadie muriese sabía que había chicas que se preparaban para pelear desde que nacían y ella tenía que hacerse cargo de su padre.
-Supongo que tienes razón, solo tengo que buscar otras historias.-Aleksandra respondió a la chica cuando estuvo segura de que su voz no saldría temblorosa sino segura, porque la pelirroja había sabido darle esperanzas que a la morena no le había costado creer, al fin y al cabo tenían cierta base lógica. Sin embargo, sabía que tarde o temprano tendría que leer esa historia, tendría que leer el libro en el que se narraban miles de sucesos desagradables para cumplir la promesa que le había hecho a su padre, que a su vez le había prometido a su madre que llegado el momento adecuado le daría el libro a Aleksandra y se aseguraría de que lo leería; ante estos pensamientos la morena no pudo sino bajar la vista hasta el objeto que parecía dirigir sus emociones y tras suspirar con resignación, guardarlo en su bolso.
-Por cierto, soy Aleksandra, distrito 3.-Aunque llevaban hablando un tiempo la pelirroja no se había presentado, por lo que la morena tomó la iniciativa mientras extendía su mano a la espera de la respuesta de su acompañante fortuita.
OFF: Siento haber tardado tanto en responder.
Tras ese pequeño momento de debilidad la morena adoptó una expresión pensativa, consistente en fruncir el ceño y los labios, mientras reflexionaba sobre lo dicho por la pelirroja. Era cierto que muchas veces sentía que su propia vida era una historia en sí, y también era cierto que había historias en las que encontraba la fuerza suficiente para seguir adelante con nuevas fuerzas y suficientes sonrisas como para curar una enfermedad letal a base de lo que su padre denominaba "pequeños pero importantes latigazos de optimismo". Así que Aleksandra sonrió débilmente, habían muchas chicas en su distrito, muchas chicas que podrían salir elegidas en la Cosecha; y aunque la morena no deseaba que nadie muriese sabía que había chicas que se preparaban para pelear desde que nacían y ella tenía que hacerse cargo de su padre.
-Supongo que tienes razón, solo tengo que buscar otras historias.-Aleksandra respondió a la chica cuando estuvo segura de que su voz no saldría temblorosa sino segura, porque la pelirroja había sabido darle esperanzas que a la morena no le había costado creer, al fin y al cabo tenían cierta base lógica. Sin embargo, sabía que tarde o temprano tendría que leer esa historia, tendría que leer el libro en el que se narraban miles de sucesos desagradables para cumplir la promesa que le había hecho a su padre, que a su vez le había prometido a su madre que llegado el momento adecuado le daría el libro a Aleksandra y se aseguraría de que lo leería; ante estos pensamientos la morena no pudo sino bajar la vista hasta el objeto que parecía dirigir sus emociones y tras suspirar con resignación, guardarlo en su bolso.
-Por cierto, soy Aleksandra, distrito 3.-Aunque llevaban hablando un tiempo la pelirroja no se había presentado, por lo que la morena tomó la iniciativa mientras extendía su mano a la espera de la respuesta de su acompañante fortuita.
OFF: Siento haber tardado tanto en responder.
Aleksandra S. Zakharova- Localización : Estoy justamente aquí
Re: Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
Siguió hablando con tranquilidad, intentando que la morena se calmase un poco, era natural que pensase en el futuro que se avecinaba pero ¿de que le iba a servir torturarse de esa manera ahora que era aún libre? Quizá lograba escabullirse de ser elegida-era probable, después de todo habían miles de personas en Panem, distribuidas en unos u otros distritos- y si era seleccionada, tal vez lograba salir victoriosa. Aquello era algo que nunca se sabía. Todo dependía de sí explotaba sus cualidades o se hundía en el miedo y eso era algo bastante triste, porque estaba segura que detrás de aquellas lágrimas existía alguien con alguna aptitud diferente a la de los demás. No sabía nada de su vida, quizá no había cogido un arma desde el momento en que nació, quizá no sabía nada acerca de camuflaje o temía más empuñar una lanza y clavarla en la espalda de su contrincante pero había algo que los 24 tributos del Juego sabían muy bien. Cómo sobrevivir a la pobreza, aunque después del presidente Paylor lo hubieran olvidado un poco. Nunca había que olvidar que aunque en la vida habían temporadas realmente buenas, las cosas podían cambiar de un momento a otro, sobretodo para ellos. La gente humilde que vivía en chozas que servían para cobijarles del invierno y esquivar los cálidos rayos soleados en verano.
- Si te hacen sentir bien, hazlo, pero si realmente no quieres abrir ese libro por temor, piensa si vale la pena que te quedes con la intriga. A veces necesitamos presenciar cosas horribles para recordarnos que existen las cosas buenas. -murmuró ella mientras la miraba, no pensaba que realmente esa exhibición fuera algo monstruoso, ahora no, ya vería cuándo fijase sus ojos en la pantalla y viese como veinticuatro personas-conocidas, desconocidas, sedientas o temerosas- se enfrentaban entre ellas para ganar. Ya vería. Intentó sonreir ligeramente mientras veía como la chiquilla respiraba mucho más aliviada, suponía que en el fondo le había proporcionado algo que necesitaba: paz. Ella no sería la persona que se riera porque no abría un libro que llevaba un fénix peleando contra un sinsajo. No era su estilo. Después de todo ella también había sido una chiquilla alegre y soñadora que no tuvo que enfrentarse a aquellas situaciones y que contaba con una extrema curiosidad por saber que hubiese sido de ella si hubiese concursado en los Juegos del Hambre. Oyó a la chica presentarse y ella rió un poco, con voz baja y mueca de disculpa. Con la conversación se le había olvidado ser educada y presentarse cómo debía. Miró su mano extendida y la acercó, estrechandola con suavidad y seguridad al mismo tiempo mientras sonreía levemente.
- Lo siento, pensaras que soy una maleducada por no haberme presentado antes -murmuró mientras suspiraba suavemente aun sujetando la mano de la chica- Yo soy Nitya, distrito 5, encantada -respondió mientras aguantaba la mano con suavidad hasta que ambas la bajaron, acabada ya la "presentación".
Off: Yo también lo siento, he estado ocupada ultimamente, ¡pido mil disculpas! u.u
- Si te hacen sentir bien, hazlo, pero si realmente no quieres abrir ese libro por temor, piensa si vale la pena que te quedes con la intriga. A veces necesitamos presenciar cosas horribles para recordarnos que existen las cosas buenas. -murmuró ella mientras la miraba, no pensaba que realmente esa exhibición fuera algo monstruoso, ahora no, ya vería cuándo fijase sus ojos en la pantalla y viese como veinticuatro personas-conocidas, desconocidas, sedientas o temerosas- se enfrentaban entre ellas para ganar. Ya vería. Intentó sonreir ligeramente mientras veía como la chiquilla respiraba mucho más aliviada, suponía que en el fondo le había proporcionado algo que necesitaba: paz. Ella no sería la persona que se riera porque no abría un libro que llevaba un fénix peleando contra un sinsajo. No era su estilo. Después de todo ella también había sido una chiquilla alegre y soñadora que no tuvo que enfrentarse a aquellas situaciones y que contaba con una extrema curiosidad por saber que hubiese sido de ella si hubiese concursado en los Juegos del Hambre. Oyó a la chica presentarse y ella rió un poco, con voz baja y mueca de disculpa. Con la conversación se le había olvidado ser educada y presentarse cómo debía. Miró su mano extendida y la acercó, estrechandola con suavidad y seguridad al mismo tiempo mientras sonreía levemente.
- Lo siento, pensaras que soy una maleducada por no haberme presentado antes -murmuró mientras suspiraba suavemente aun sujetando la mano de la chica- Yo soy Nitya, distrito 5, encantada -respondió mientras aguantaba la mano con suavidad hasta que ambas la bajaron, acabada ya la "presentación".
Off: Yo también lo siento, he estado ocupada ultimamente, ¡pido mil disculpas! u.u
Nitya P. Keene
Re: Keep calm and take a break {Aleksandra S. Zakharova}
La morena reflexionó las palabras dichas por la pelirroja, palabras que ella sabía que eran ciertas, después de todo ella se caracterizaba por ser una chica bastante positiva que solía repetir constantemente que hasta en los momentos en los que creías no poder seguir podrías encontrar un rayito de sol si de verdad te lo proponías. El único problema es que Aleksandra le tenía verdadero pánico a lo que contaba ese libro, no porque reflejase la crueldad del antiguo Capitolio o porque narrase los juegos que acababan con personas que en muchos casos no eran otra cosa que niños asustados de lo que les estaba pasando; Aleksandra le tenía pavor porque no quería que ese libro volviese a aumentar sus capítulos o que entre ellos viese sin saberlo la muerte de su mejor amigo, porque aunque le preocupaba el ser escogida si los rumores se confirmaban, más le preocupaba que alguien cercano a ella tuviese que enfrentarse a gente que conocía y apreciaba, porque que ella apenas saliese de su distrito no implicaba que otros no lo hiciesen y conociesen a gente que terminaría importándoles.
Así que Aleksandra terminó sonriendo mientras deshacía la expresión preocupada que solía aparecer en su rostro cada vez que pensaba en algo desagradable, probablemente leería el libro con algo de curiosidad gracias a lo que había dicho la chica, una chica que sin conocerla la había calmado y ayudado a entender que no debería dejar un libro, que su madre quería que leyese cuando llegase el momento adecuado, cerrado por el simple hecho de que no quería abrir sus ojos a la realidad. Pero la morena había tomado la decisión de leerlo de principio a fin, permitiéndose descargar sus emociones en el proceso sin importarle que alguien se le quedase mirando por llorar con un libro, un libro que tal vez le salvase la vida si conseguía memorizar alguna de las tácticas que utilizaron los ganadores, claro que después tendría que ponerlas en práctica.
Escuchó la pequeña risa de la pelirroja mientras ladeaba la cabeza curiosa, la morena se culpó mentalmente por haberse olvidado tan rápido de la cara de preocupación de la pelirroja cuando ella le había preguntado si se podía sentar a su lado, claro que Aleksandra sabía que no todo el mundo era capaz de compartir sus pensamientos y emociones con tanta facilidad como ella, cosa que solía ser más desventaja que otra cosa. Así que la morena esperó a que la otra chica se presentase y estrechase su mano para comenzar a debatirse internamente acerca de si debería o no preguntarle a Nitya, que así era como se llamaba la persona que le había abierto los ojos, el por qué de su inicial preocupación, de la que aun Aleksandra percibía rastros imaginarios.
-El distrito 5 parece ser bastante entretenido, ¿me equivoco?-Finalmente la morena decidió romper el silencio agradable que se había instaurado entre ambas para hacer una pregunta casual que tal vez le permitiese averiguar algo de la causa del estado de ánimo de su acompañante. Mientras esperaba su respuesta, comenzó a recorrer su melena oscura y enredada con sus dedos con el fin de crear una trenza sencilla que le permitiese disfrutar de la tarde sin tener que apartar su pelo constantemente de su cara.
OFF:de veras lamento el retraso, pero no he tenido demasiado tiempo para inspirarme últimamente.
Así que Aleksandra terminó sonriendo mientras deshacía la expresión preocupada que solía aparecer en su rostro cada vez que pensaba en algo desagradable, probablemente leería el libro con algo de curiosidad gracias a lo que había dicho la chica, una chica que sin conocerla la había calmado y ayudado a entender que no debería dejar un libro, que su madre quería que leyese cuando llegase el momento adecuado, cerrado por el simple hecho de que no quería abrir sus ojos a la realidad. Pero la morena había tomado la decisión de leerlo de principio a fin, permitiéndose descargar sus emociones en el proceso sin importarle que alguien se le quedase mirando por llorar con un libro, un libro que tal vez le salvase la vida si conseguía memorizar alguna de las tácticas que utilizaron los ganadores, claro que después tendría que ponerlas en práctica.
Escuchó la pequeña risa de la pelirroja mientras ladeaba la cabeza curiosa, la morena se culpó mentalmente por haberse olvidado tan rápido de la cara de preocupación de la pelirroja cuando ella le había preguntado si se podía sentar a su lado, claro que Aleksandra sabía que no todo el mundo era capaz de compartir sus pensamientos y emociones con tanta facilidad como ella, cosa que solía ser más desventaja que otra cosa. Así que la morena esperó a que la otra chica se presentase y estrechase su mano para comenzar a debatirse internamente acerca de si debería o no preguntarle a Nitya, que así era como se llamaba la persona que le había abierto los ojos, el por qué de su inicial preocupación, de la que aun Aleksandra percibía rastros imaginarios.
-El distrito 5 parece ser bastante entretenido, ¿me equivoco?-Finalmente la morena decidió romper el silencio agradable que se había instaurado entre ambas para hacer una pregunta casual que tal vez le permitiese averiguar algo de la causa del estado de ánimo de su acompañante. Mientras esperaba su respuesta, comenzó a recorrer su melena oscura y enredada con sus dedos con el fin de crear una trenza sencilla que le permitiese disfrutar de la tarde sin tener que apartar su pelo constantemente de su cara.
OFF:de veras lamento el retraso, pero no he tenido demasiado tiempo para inspirarme últimamente.
Aleksandra S. Zakharova- Localización : Estoy justamente aquí
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