Paz y tranquilidad ||Gallow P. Aickrag

No estaba seguro de por qué demonios había terminado en ese lugar, pero de cualquier manera no le agradaba para nada. Se podía decir que Gallow era algo sedentario, aborrecía salir de su zona de confort para ir a meterse a sitios desconocidos; estar fuera de su distrito le hacía sentir débil y fuera de lugar. Pero claro que eso a su padre no le interesaba en lo mínimo. Desde que los rumores de que los Juegos del Hambre habían llegado al Distrito 5 su padre comenzaba a obligarlo a pasar más tiempo juntos. El pelirrojo creía que seguramente era solo por la culpa que el hombre sentía, y que con la posible amenaza se hacía más grande, por siempre haber demostrado su preferencia para con Kayleight. Honestamente a Gallow no le importaba la que su padre pensara o quisiera, pero como no quería que lo dejara sin herencia cuando muriera hacía hasta lo imposible por agradarle, sí, inclusive salir con él de "viaje de negocios".

El viaje le había resultado abrumador y casi mortífero -esto último más que nada era una exageración a un mareo que experimento cuando el tren avanzo - por lo que no resulto extraño que el humor del joven mejorara -solo un poco - en el momento en que pisaron el encantador Distrito 10. Todo apestaba a vacas y fertilizante, era abominable. Todo era abominable para él, absolutamente todo. Pero tenía que fingir tal y como siempre lo hacía, por eso sonrió abiertamente y saludo con efusividad a toda persona que su padre le presento apenas bajaron del monstruo de metal. En ocasiones detestaba tener que ser agradable con el resto de la humanidad, pero cuando se ponía a pensar en las cosas que podía conseguir a cambio sencillamente se tragaba su furia.

No paso mucho tiempo antes de que su padre lo desplazara para poder seguir con sus negocios, lo mando a conocer el Distrito que tan poco le agradaba a su hijo. Pero como siempre, Gallow acepto con una sonrisa, principalmente para quedar bien frente a los jefes de su padre; nunca se sabía que podía ganar de ellos cuando fuera mayor. Las buenas relaciones lo eran todo en ese mundo tan podrido.

Después de un tiempo caminando encontró una especie de pastizales que no eran tan malos. Por lo menos había algo de verde, en su distrito todo era maquinaria y trenes. Se perdió entre los árboles por bastante tiempo, hasta que decidió que era momento de volver antes de que una vaca lo asesinara. Entonces, al pisar una rama seca, escucho el inconfundible sonido de algo filoso atravesando el aire con dirección a su cabeza. Gracias a cualquier deidad en la que creyera, había un árbol enfrente. Estaba apunto de salir a propinar un par de maldiciones y golpes cuando una voz femenina se coló en sus oídos. No lo detuvo el hecho de que se tratara de una mujer o similares, si no que el tono en el que hablaba le recordaba bastante a él mismo. Hablaba como... Sin emoción. Decidió que tal vez podía tratarse de alguien interesante de cualquier manera. — Solo si prometes no lanzar nada más a mi cabeza — dijo con el tono más amable que pudo fingir, al mismo tiempo que salía de atrás del árbol con las manos en alto.

Se asomo a la madera y pudo distinguir una diminuta estrella pero que parecía bastante mortal. — Una shuriken — murmuró enarcando ambas cejas con sorpresa. La conocía solo por el fanatismo que su padre y hermana tenían por ese tipo de juguetes. La sacó de la corteza y camino hasta la chica — Jamás había visto una, parece ser realmente filosa — añadió mientras se la entregaba con una sonrisa amable pero fingida de nuevo.

Vio a un chico pelirrojo salir de tras del árbol solo escucho lo que el chico dijo , hizo una extraña mueca.--- puedes bajar los brazos no te are nada-- ella solo se pregunto que hacia ese chico en el distrito 10 pues ella conocía muy bien a todas las personas del distrito y a ese pelirrojo primera vez que lo veía , escucho atentamente el comentario que el chico dijo de la Shuriken y se acerco para que el le entregara .


pues si es muy filosa , creo que tienes suerte de haber salido ileso de ese ataque ---sonrió la castaña plácidamente , y luego volvió a mirar al chico -- ¿tu no eres de este distrito verdad?-- la castaña dirigió su mirada de nuevo al paisaje , esta vez el viento la tranquilizo por un rato , necesitaba paz y tranquilidad pero cada vez que intentaba encontrar esa paz que tanto buscaba alguien interrumpía, últimamente había conocido a personas interesantes al parecer en esta ocasión no seria diferente .


Volvió a sentarnos en el hermoso y verde pasto , una de sus lugares favoritos era la zona de pastoreo aunque estaba mas alejada de lo normal , se sentó, y no le importo si el pelirrojo esta allí o si se sentaría con ella , tomo su libro y comenzó a leer como de costumbre , esperaba que su acompañante hablara , voltio para ver si esta allí parado, y acertó, el chico todavía se encontraba allí.--¿te quedaras allí parado ?--preunto con una sonrisa muy particular, ya se encontraba mas tranquila.