Is law; saturdays are boring {Nitya K.}

Llevó una mano a su cabeza mientras una mueca afligida asomaba por su rostro, suponía que le estaba bien empleado aquel dolor de cabeza que ahora la martirizaba a causa de la noche anterior. Pese a que se había levantado hacia ya un par de horas aún podía sentir el sabor del whisky en sus labios y no quería llegar a imaginar que podría ocurrir cuándo le diese el sol en la cara. Bebió algo de agua mientras se sentaba en una silla, sus padres no estaban allí para presenciar su aspecto, cosa que agradecía enormemente. Aunque siempre había sido muy correcta y no había armado ningún lío, el verla con el ceño fruncido y un aspecto cansado sabía que pondría alerta a sus padres. Se alzó ligeramente, asomándose a la ventana. Parecía que hacía buen tiempo, el sol brillaba con todo su esplendor y daban ganas de lanzarse a la calle y andar un poco. Y eso es lo que hizo. Recogió lo poco que iba en la mesa y salió de su morada lentamente como un gato sigiloso que podía presentir que algo podía llegar a pasar.

Pero nada pasó. Sintió el sol, cálido y radiante mientras maldecía la dichosa botella, avanzó con rapidez mientras pensaba un lugar dónde ir. Y es que, ¿donde ir si aquello se lo tenía demasiado visto? Esa era su pregunta. Ella era una persona enérgica a la que le gustaba dar paseos durante horas, sin estar parada, sentada o aburrida. No era su estilo. Aquello jugaba a su favor y a su contra, podía visitar muchos lugares durante el día, pero, con el tiempo, incluso los rincones más alejados y escondidos ya los tenías repetidos. Así que decidió adentrarse en otro distrito sin más. Sopesó cuál elegir entre los que más tuviera cerca y se decantó por el 4. Realmente el distrito cuatro poseía algo que llamaba mucho su atención, el mar. Lo había observado desde la lejanía pero nunca se había adentrado en él, ni siquiera sabía chapotear y eso era algo que le producía mucha curiosidad. La pelirroja bien sabía que algún día aprendería a nadar, tarde o temprano.

Caminó con paso firme mientras se adentraba en la frontera, la cruzó con sigilo y después de un rato, sin apenas darse cuenta ya estaba dentro. El sol ahora daba con más fuerza, acompañado de una brisa que la envolvía por su calidez. Sentía como sus carrillos ardían levemente y supo que quizá le había dado el sol "un poco", así que debía buscar un lugar dónde hubiese sombra. Atravesó el campo y decidió que ir por la zona más concentrada por las viviendas era bastante estúpido, así que atajó por el mercado, dónde la gente andaba a su paso, sin prestar atención a quién había o dejaba de estar a su alrededor. De esa forma era mucho más fácil.

Apuró hacia la "salida" mientras se disponía a andar, quizá hacia la playa o a algún lugar donde pudiese apreciar la belleza que éste desprendía, pero algo captó mucho más su atención. El edificio que aguardaba a grupos de jóvenes y niños. Adolescentes. Se acercó lentamente mientras pensaba en el hecho que pronto sucedería, la cosecha. Pensó también en cómo se había sentido al ser seleccionada como mentora: satisfecha, llena de orgullo. Y ahora una sensación le recorría las entrañas, algo inexplicable, confuso. Decidió dejarlo estar mientras seguía caminando movida por su mente mientras observaba a una muchacha morena concentrada en sus pérgaminos sin moverse de su sitio, un gran árbol con sombra. Se acercó mientras se sentaba a un lado, al menos había encontrado un lugar dónde no le diese tanto el sol. La miró de reojo y sin poder evitarlo su mente volvió a desviarse a la cosecha, quizá aquella chica aplicada fuera seleccionada junto a otros 23 más. Quizá alguién más joven incluso. Si tenía sus ideales claros ¿porqué su mente se martirizaba tanto? Quizá la presión estaba haciendo mella en ella.

La brisa parecía besar la piel, aunque ni siquiera el soplido de ésta hacia que saliese de sus pensamientos. La chica estaba metida en sus cosas y nada a su alrededor parecía hacerle reaccionar. Ladeó la cabeza con suavidad mientras observaba con distracción al corrillo de gente que se encontraba por allí, eran adolescentes- en su gran mayoría con dos años menos que ella como mucho- que reían y se mofaban de tonterías inmersos en la ignorancia. Suponía que era más bonito disfrutar de pasatiempos y bromas que comerse la cabeza de la forma en la que ella lo estaba haciendo. Se suponía que aquello iba a ser mucho más sencillo y ella estaba de todas maneras menos serena.

Sopló con suavidad, como si estuviera haciendo un dueto con el propio viento mientras echaba su cabello hacia atrás con la mano. Poco después, la chica que estaba sentada en el árbol se acercó con curiosidad mientras le preguntaba si algo le pasaba con un tono bastante duro y chocante, aunque no la culpaba, después de todo estaba en el límite de su "espacio" siendo una persona totalmente desconocida. Pero no era el hecho de que le contestase de esa forma lo que le chocaba, sino más bien que aquella chica no tenía un aspecto rudo, parecía apacible e inofensiva, lo que podría denominarse como persona tranquila. Pero no le guardaba rencor ni resentimiento, mucho menos temor.

- No. No hace falta. Solo estaba paseando, ni siquiera sé muy bien porque he acabado aquí -murmuró con sinceridad mientras miraba sus ojos marrón oscuro, encogiéndose de hombros la morena ella rectificó e intentó sonreír con amabilidad, cosa que agradecía puesto que no estaba para discusiones burdas y tontas. A pesar de su tono, la pelirroja le había respondido sin ningún ápice de ironía ni rentintín. Nitya había salido de su morada para dar un paseo y adentrarse en la playa de aquel distrito, algo de aquel lugar que siempre le había fascinado sobremanera. Algo en aquellas aguas azules intensas, en cómo la gente se sumergía y dejaba que su cuerpo flotase en ella le transmitía una sensación de paz indescriptible y eso que ella no había tenido el placer de experimentar aquella sensación. Porque sí; la chica no sabía nadar. No le faltaban ganas de aprender, pero siempre se presentaba el cosquilleo de la duda, ese que hacía que te paralizases durante un instante y te echases hacia atrás. Además nadie que conociese sabía hacerlo-aparentemente- puesto que no solían pisar tan asiduamente otros distritos como ella solía hacer.

Su familia incluso se disgustaba alguna que otra vez. Cosa que agradecía pero que ni siquiera entendía. Ya era mayorcita y podía valerse por si misma, ¿no?.- Sí, perdona. Estaba pensando en mis cosas. Espero no haberte interrumpido, de veras. -dijo ella, lamentándose verdaderamente, después de todo, a ella también le gustaba disponer de algún momento a solas y era capaz de comprender que la morena quisiese disfrutar de él- Si quieres puedo irme a otro lugar -dijo ella amablemente mientras la miraba de reojo de forma comprensiva.

Off: No pasa nada Aldi. Yo tampoco tengo una buena racha, mi inspiración está en decadencia -.-. Pero tu post está bien ^^ no te preocupes, ¡de verdad!

Nitya agradeció el cambio de la morena, continuamente la gente temía que los demás invadiesen su territorio y más allí. La desconfianza se olía, estaba palpable en el aire, en los rostros de la gente, en su manera de actuar. Todos estaban demasiado preocupados o por el contrario demasiado despreocupados, solo había un grupo reducido que se encontraba únicamente orgulloso y la mayoría pertenecían al Capitolio. Hasta ahora ella se consideraba parte del grupo pero ahora las dudas la atisbaban, rondaban por su cabeza y no se iban. Ni con una copita o dos.

Escuchó lo que la morena decía, el hecho de que las personas eligiesen aquel lugar, más concretamente, en el que ellas se situaban. Bajo el frondoso arbol que cubría de sol caliente y pegajoso. Lo cierto era que no era muy inteligente de su parte situarse en una parte dónde el sol le diera con fuerza a causa de su tono de piel, así que había visto aquella sombra y le había parecido perfecta, en realidad, se había sentido atraida por ese lugar. Parecía tan sereno y acogedor, que allí pensar sería incluso más sencillo.

- Es hermoso de verdad. En éste distrito teneís unos paisajes realmente preciosos. Aquí es mucho más fácil disfrutar del exterior. -confesó ella mientras asentía, lo decía de corazón, más que nada porque era incapaz de decir algo que no pensaba realmente, era de esas personas que iban con la sinceridad por delante, pesase a quién pesase. Observó a la morena, era delgada y podría decir sin miedo que había pasado hambre en casa, como la mayoría de personas en Panem, pero tenía carácter y humildad, algo importante para sobrevivir sin duda. Su propio padre se lo había dicho: "puedes ser todo lo físicamente fuerte que quieras, pero si tienes una mente débil, estarás perdida". Para ella era la enseñanza más importante de todas y eso que tenía capacidades de lucha.

Puso su pelo detrás de la oreja, en un intento fallido porque no se le echase en la cara mientras la escuchaba atentamente. Sonrió un poco mientras trataba de animarse, a fin de cuentas, ¿quién sabía que pasaría en el futuro? Ya no había marcha atrás. Sería mentora con todas sus consecuencias y lo haría lo mejor que pudiese.

- Si lo has dejado no debería de ser demasiado divertido -bromeó mientras soltaba una pequeña risa, ella amaba la lectura pero ultimamente no encontraba tiempo para leer. Cosa que en el fondo le gustaría retomar- Es cierto, de vez en cuando hay que rodearse de gente, pero creo que también es importante tener estos momentos de soledad. Por eso te lo he preguntado. Me alegro de no ser una molestia -comentó la pecosa mientras asentía ligeramente con una amable sonrisa, esa chica parecía ser una caja de sorpresas, algo cambiante pero agradable. Le caía bien, al menos de momento. Quizá cuándo hablasen más chocasen sobremanera en algo, pero de momento no veía que esa posibilidad existiese. Oyó su comentario y empezó a reír mientras negaba con la cabeza- Es normal en ellos. Parece que les encanta molestar cómo sea. No cambian demasiado con la mayoría de edad, he de confesartelo -bromeó la pelirroja mientras seguía riendo.

Off:Siento la supermegatardanza, no he podido pasarme demasiado. De verdad. I'm soooooooooorry u.u