Dibujando Luces parpadeantes {Amelia}

[...]

Amanece, la luz me irradia en los ojos golpeando mis pupilas con descencia y algo de pulcritud para despues disipar cualquier rastro de sueño que pudo haber quedado en mi interior. Estiro los brazos hacia el techo, sintiendo cada musculo como se tensa hasta alcanzar un tope y regresar de nueva cuenta a su lugar. Quito las sabanas que estaban encima de mi cuerpo dejando ver que estoy desnudo.. bueno no deberia de sorprenderme ya que desde hace años duermo sin nada de prendas sobre mi perfecto cuerpo.
Me levanto tambaleante por el alcohol que bebí la noche de ayer. Como puedo llego al baño y enciendo la regadera para darme una ducha que dura casi una hora. Oprimo un pequeño boton y el agua se evapora dejando salir un aire calido que me seca en cuestion de segundos, salgo de la regadera aun desnudo y me dirigo a mi cama para recostarme pero esta vez sin ponerme ninguna sabana encima.
Prendo la televisión viendo el informe de cada Distrito y porque no ver los antiguos juegos, viendo como los Quintoagesimos juegos del Hambre, en dondé ese fue el año del Segundo Vasallaje de los veintico en dondé oberve la intelegencia de aquel rubio que acabo vivo entre 43 asesinos más.
Despúes observe aquellos Septuagesimos Juegos, en dondé fueron los muy mentados Katniss y Petta en dondé inico la revelion.
No pude evitar empezar a tambalear con la cabeza al ver las muertes de aquellos inutiles que no pudieron con un par de crios idiotas y rapidamente caigo en un sueño profundo, dejando la televisión encendida y tumbado de nueva cuenta en la cama

Martial queda noquiado al ver tal aburrimiento que se lo olvida que hoy tenía una visita de su "hija" quien hacía ya un buen tiempo que no la veía, y que sorpresa se llevara ella al ver a su "padre" en estas condiciones.
La brisa golpea las ventanas del cuarto del presidente formando luces centellantes que emanabn del cristal y dejaban residuos de su luminosidad en el cuerpo de Martial, pero este no hace caso omiso a ese fenomeno y continua en su sueño... tal vez soñando en matanzas, como mato a su padre o tal vez a su antecesor... o tal vez solo añoraba ver la muerte de Katleen o Katniss bañadas en sangre y degolladas... Bueno algo sumamente normal ya que Martial se le notaba una sonrisa de oreja a oreja en ese sueño profundo en el que se había sumergido

La ojiazul había estado haciendo ejercicio en la mañana y así duró alrededor de una hora , al final decidió que era tiempo de volver a casa. Hacía unos cuantos meses que apenas que se había mudado a aquel lujoso, elegante y privado fraccionamiento, pues había decidido que vivir con Martial solo complicaba las cosas; cada vez que lo veía lo deseaba y cada vez que lo veía con la estúpida de Charlotte le odiaba. La ojiazul no se iba a dar por vencida en esa “guerra”, iba a pelear por él con uñas y dientes si era necesario.

Una vez en casa, se dirigió directo a su cuarto y ahí se desnudo para darse una ducha fría. Pronto el shampoo de olor a vainilla invadía casi por completo su curvilíneo cuerpo. Después de media hora salió y se vistió como solía hacerlo , ni muy extravagante ni muy corriente. A la chica le disgustaba como la gente del Capitolio a veces se vestía, ella lo había intentado y siempre se había sentido incómoda, sensación que odiaba. Y así fue como salió de casa, subiéndose con prisa al carro que la esperaba; apenas si le dirigió la mirada al chofer, quien ya sabía a donde dirigirse.

Ese día tenía una pequeña visita y solo fue cuestión de minutos para estar frente a la casa de su “padre”. Una avox le abrió la puerta y Amelia entró, subiendo las escaleras con algo de prisa y dirigiéndose a la habitación que buscaba, sabiendo que su “padre” no era de levantarse a esas horas de la mañana. Abrió la puerta en silencio y cuál fue su sorpresa al ser recibida con aquella imagen tan provocativa e inesperada. No era el primer cuerpo masculino desnudo que veía en su vida, había visto ya varios pero nunca había visto desnudo a Martial y nunca con aquellos sucios pensamientos inundándole la cabeza; porque sí, aquella escena excitaba a Amelia más allá de lo normal, era inevitable y enfermizo.

La castaña cerró la puerta tras de ella y caminó con paso decidido hasta la cama, con una sonrisilla viciosa en la cara. No tuvo que pensárselo para irse a sentar de rodillas cerca de su cuerpo y una vez ahí llevó su dedo índice al pecho de su “padre”, jugando a hacer pequeños círculos.

- ¿Con quién estás soñando que te tiene tan contento? – susurró con voz seductora al oído de Martial – Si te tiene así es porque ese sueño debe ser jodidamente bueno – dijo, esta vez con un tono más fuerte y depositando un beso en los inicios del cuello de su "padre". Después esbozó una sonrisa, esperando que éste despertara de una vez por todas.

Golpeteos en el pasillo contra el pavimento empezarón a escucharse, seguido de el crugir de la puerta que erguia justamente a la habitación de Martial. Se trataba de Amelia quien caminaba lentamente por la habitación al ver la escena tan "provocativa" que Martial había dejado, caminaba despacio y sigilosa, como si anuncíaran la llegada de un pequeño "demonio" el cuál venía con intenciones tal vez buenas... pero vamos a quien queremos engañar, todo mundo sabe lo que pasa entre ellos dos... Un sadíco y una sadíca... perfecta combinación...

[...]

Corran... corran. Las observaba correr delante mio, Katniis y Katleen solo con una prenda encima, bañadas en sangre y en mis manos tenía las cabeza de su querido esposo y de su pequeño hermano. Sonreía y de mi boca salia una especie de niebla purpura que las atajaba por la espalda, conviertiendo su cuerpo en cenizas en cuestión de segundo. Mis carjadas hacían eco, cuando sin aviso siento un cosquilleo en mis pecho, seguido de una sensación calida en la parte inicial de mi cuello. Para despues escuchar aquella voz que tanto había querido escuchar... Amelia...
Me despierto en un segundo y una sonrisa se enmarca en mis rostro al ver a mi hermosa "hija" que se veia muy deseable. Mi mente divaga al ver la escena y recuerdo que estoy desnudo, así que me estiro en la cama para quitar el entumecimiento que tenía en mi dorso y piernas para poder observar a Amelia a los ojos sin moverme ni un segundo y pronunciar quedamente.

Lo usual Amelia... Katniss y su hija en mis manos... Me algegra verte de nuevo, esperó hayas extrañado a tu querido "padre" - Sonrío con brutalidad sabiendo que ella me entenderia cuando dijera la pequeña broma de ser su padre, ya que ambos sabemos que nuestros deseos van más alla de salir a pasear o comer un helado, despues prosegui lentamente enderezando mi cuerpo para poder clavar un beso en la comisura de sus labios y decir - Pasame la toalla que esta detras de ti, porfavor. A menós que quieras que este desnudo todo el dia

Sonreí esperando que accediera a mi petición, pero no pude evitar desvíar mi mirada y ver perfectamente su cuerpo, el cuál ajustaba simetricamente a las curvas de su vestimenta. Me lamí el labio inferior sintiendo un deseo casi incontrolable, pero sabía que tenía que hacerlo. Quiero a Amelia, y talvez es la única persona que quiero en verdad, pero lo inusual y macabro es que no la quiero como una hija.. la quiero... pero como un hombre quiere a una mujer.

[...]

"¿Que le pasa a esta niña?... ¿Que me pasa a mi? - Pense - al darme cuenta que lo que decía, lo que emanaba de sus labios no era más que la verdad, y debo decir que en estos momentos ya no veo a Amelia como aquella pequeña niña mimada la cuál se aferraba a mi brazo y no para de hablar hasta que le daba lo que quería.
En mi mente circundo una pregunta, pequeña pregunta pero de un valor indispensable... ¿Acasó tendre que darle lo que quiere para que este satisfecha?. Regreso el extremo superior de mi cuerpo, paa recostarme perfectamente en mi sedosa cama, y con un movimiento tenúe y veloz, tomo de las mano a Amelia y la abrazó con fuerza, ocasionando que su cuerpo quede encima del mio, el cuál sigue desnudo.

Al menos no dejaras que me cargue el frio

Termino la frase y abrazó de la cintura a la pequeña pero siniestra mujer que tengo en mis brazos, los cuales palpitaban ocasionando un cosquilleo el cual llegaba a la punta de mis dedos, provocando ligeros espasmos los cuales golpeaban en su cintura.
Tengo que resistir, por mi bien, y el de ella. Pero por más que intento mi cuerpo no cede, la quiero sentimental y fisicamente, pero no puedo hacerlo... no, si si puedo.

Martial, mire de reojo su ventana, y con un movimiento delicado se mueve de la cama y deja a Amelia tumbada en ella. Camine hacía el enorme espejo, el cual descansaba en una comoda de una madera hermosa. Aún con su cuerpo desnudo, se siente en el filo de la madera, y observa a la hermosa ojiazul. Lamiendose los labios de vez en cuando para despues dar un leve suspiro, tal vez pensando en todo lo que puede hacerle.

[...]

Bien, a vistas que me quedare así y que me has desobedeciddo... Lo hare yo mismo.. - Digo en tono firme, puesto no me gustaba que me retaran, pero por alguna razón con Amelia, encendía en mi un deseo muy intenso - Pero no creas que te saldras con la tuya pequeña, ¿Que hare contigo?... Alguna idea

Termino aquella frase, lamiendo de nuevo los labios. Aunque mis intenciones no era hacerle algo a Amelia, por alguna razón mi cuerpo exigia castigarla. Ese hermoso cuerpo que imploraba ser recorrido por mis manos, por mis labios y por mi lengua... pero veamos, quien es el que tiene la bola en sus manos, tal vez me lleve una sorpresa al ver las habilidades seductoras de mi "hija".
Pero bueno eso lo descubriremos ya que tenemos 24 horas para divertirnos sanamente. Pero si llegamos a algo más, bueno digamos que en terminos fisicos siempre me ha gustado que me dominen. Pero aun esta aquella mujer que hace vibrar mi mundo y por supuesto es muy muy bella... Charlotte, ¿donde demonios estara?

Martial se cruza de brazos, en espera de su petición, con la mirada fija en su "presa", se queda estatico y desnudo. Pero hombre, quien no sentiria algo por aquella escultural mujer la cuál roba suspiros a todo el Capitolio, y que pocos habían tenido el privilegio de pasar por lo menos una hora en su cama... Todos en esa lista aguardaban, incluyendo a nuestro querido presidente.
Da un par de pasos y toma la toalla, poniendosela en la cintura cubriendo la parte inferior de su cuerpo, dejando entre ver unicamente su dorso el cual esta desnudo y aun mojado.