Dudas, inseguridades..y ¿miedo? {Henrik G. Hallow}

Siguió caminando a su lado, con la vista fija en el suelo. Quizás debería de decirle ahora que tenía la oportunidad. Pero no, porque a Kat le gustaba alguien más y eso sólo complicaría las cosas. Eso era lo que estaba pensando cuando la escuchó. Y se detuvo en seco.

¿Había escuchado bien?

Su corazón comenzó a latir más rápido, al tiempo que levantaba la mirada para verla. No podía creerlo. No podía... no tenía sentido. Sentía como su rostro se sonrojaba pero no le prestó atención. Porque eso... eso era demasiado bueno para ser verdad. No podía ser. Parecía como si su mente ya no pudiera funcionar correctamente debido a la nueva información. Escuchar lo último que dijo Kat fue lo que lo volvió a la realidad.

-¿Cómo podría dejar de hablarte cuando... cuando...? -se acercó a Kat y la tomó de las manos torpemente, juntando su frente con la de ella. Parecía como si su cuerpo no quisiera responder correctamente a lo que su cerebro le mandaba, y terminó la frase bajando la voz a un murmullo-. ¿Cuando eso es lo que más he querido escuchar desde hace tanto tiempo...?

No podía creer que estuviera en esa situación. Todo era demasiado surrealista, como si formara parte de un sueño. Uno del que no quería despertar.

Tardo unos minutos en reaccionar, minutos que sentí eternos, mi corazón latía desbocadamente, un si o un no era todo lo que necesitaba, nada más eso para que mi corazón se rompiera o para que se pusiera a saltar de alegría.
Cuando él volteó y me tomo de las manos pensé que sería un adiós, lo tomé igual.
Sentí su frente pegarse a la mía y estar a centímetros de él, tan pocos centímetros que podía sentir su respiración sobre la mía.
Los colores se me vinieron al rostro y sonreí. ¿Era cierto eso que estaba escuchando? Estábamos allí en medio con algunas personas alrededor pero para mi solo estábamos ambos, sin nadie más.

-Yo..Yo te gusto también?- Le sonreí soltando las palabras torpemente, era obvio, por algo lo había dicho, pero yo quería que me lo asegurará, que lo dijera. Mordí levemente mi labio inferior dejándome perder de nuevo en sus ojos y es que nunca había experimentado el sentimiento que acababa de experimentar.
La despedida, la jodida despedida ahora sería algo mucho más difícil de afrontar.Pero no importaba, lo valía todo con tal de oír de sus labios la respuesta que iba a darme.

Aún no le cabía en la cabeza lo que estaba sucediendo. Fue cómo si el mundo se cerrara y sólo estuvieran ellos dos, y no quería que eso terminara. Porque pensar en lo que vendría después, contra lo que se tendrían que enfrentar. Era escalofriante. No quería regresar a la realidad. No quería. Y tenía a Kat tan cerca de él que podía sentir su respiración mezclándose con la suya propia. Parecía que su corazón iba a explotar.

Escuchó su pregunta, y sonrió. Una sonrisa de verdad. Se mordió levemente el labio inferior antes de responderle.

-Sí, Katleen Mellark, me gustas -dijo, y se sentía tan bien que no podía creerlo. Sólo se centraría en ese momento y en nada más. No pensaría en nada que no fuera lo hermosos que eran los ojos de Kat-. Me gustas desde hace tiempo y ni siquiera soy capaz de recordar el momento exacto. No podría pensar en otra chica, y no me importa si somos de Distritos distintos o si soy un año menor o si tu familia es famosa. Me gustas.

Y sabía lo que tenía que hacer ahora. Tantas veces se lo había imaginado, pero ahora que la tenía enfrente no sabía cómo. Así que sólo se inclinó un poco, con la intención de cerrar la distancia que había entre sus labios, sintiéndose algo inseguro.

Lo observe bien guardando en mi mente cada detalle de su rostro, sus facciones y el rojo que se había asomado en sus mejillas.
Bajé un poco más la mirada hasta que la clave allí, en sus labios, unos perfectos y curvilíneos labios.
En el momento justo en el que mordió su labio sonriendo una extraña sensación se apodero de mi cuerpo, como un dolor raro en la cabeza, que bajaba por la espalda y se convertía en una sensación de cosquilleo en el estomago. Mariposas, eso eran, revoloteando en mi estomago, haciendome sentir feliz.

Ensanché más mi sonrisa, eso era lo que me encantaba de Henrik, su forma de ser..y que me quisiera por lo que era yo y no mi familia.

Lo que vino a continuación fue algo que ya esperaba desde hace un tiempo, se acerco y noté que estaba inseguro, tal ves nervioso. Coloque una mano en su mejilla, solo por instinto y sentí su suave y tibia piel al contacto, acerque mis labios a los suyos hasta que se rozaron y cerré mis ojos. La respiración se me había detenido y el corazón palpitaba con fuerza. Quería mover mis labios pero no es que fuera una experta besando, estos comenzaron a cosquillearme, y los moví, solo un poco rozandolos más con los suyos.

Al sentir la mano de Kat sobre su mejilla sintió como su corazón se aceleraba aún más, si es que era posible. Pero eso no se comparó en nada al sentir rozar sus labios, con lo que cerró los ojos mientras su mente se nublada totalmente, y llevó sus manos a la cintura de la chica. Era el momento que había estado esperando tanto tiempo.

No estuvo seguro de cuánto tiempo estuvo así, antes de separarse. No es como si no hubiera besado a nadie antes, pero no se había sentido así. No podía pensar en nada que se pudiera comparar a eso. Nada. Fue un beso dulce. No se había atrevido a profundizarlo aún, y se sorprendió al darse cuenta de que las manos le temblaban un poco. Era ridículo, pero no podía evitarlo.

Eso es porque ninguna otra chica te había importado de esta manera antes. Nunca así. Era cierto. Y no quería soltarla. No quería alejarse de ella. ¿Acaso no había una forma en la que los dos pudieran permanecer así para siempre? Sin Capitolio, sin los Juegos, sin nada. Sólo ellos dos. ¿De verdad era mucho pedir?

El compaz de nuestros labios no me permitió profundizarlo y de momento tampoco lo quería, estaba siendo un beso dulce y al ser el primero que nos dábamos me dí cuenta de que tenía que ser el que más perdurara en ambos, así que de momento no iba a profundizarlo.

Separé un poco mis labios de los de él para poder respirar, no quería abrir los ojos por lo que deslizando mi mano que anteriormente se encontraba en su mejilla, la moví poco a poco hasta dejarla en su nuca y asi poder acariciar su cabello.
Sentí un ligero estremecimiento en cuanto colocó sus manos en mi cintura, pero ahora temblaban, por lo cual sonreí y abrí los ojos mirándolo -Estas bien?- Tal ves esto lo estaba poniendo nervioso y no quería en nada presionarlo ni apurar las cosas, si algo iba a pasar con Henrik, es decir si íbamos a empezar a ser algo más que amigos, quería que fuera natural y a su ritmo..a pesar de que el tiempo se nos agotaba poco a poco, mordí mi labio inferior pensando en eso, no quería perderle en cuanto comenzaran los juegos. Entrelace mis dedos con su cabello, no quería perderle.

Volvió a abrir sus ojos después de separarse y los fijó en los de Kat, perdiéndose en ellos por un momento. No podía creer su suerte. No podía creer que, de todos los chicos, había sido él. No tenía sentido. Pero tampoco le importaba encontrárselo. Intentó tranquilizarse, y le sonrió de vuelta a Kat. Sí, se encontraba bien. Pocas veces se había encontrado tan bien cómo en ese momento, y si no fuera por...

-Es sólo que... no puedo creerlo -dijo, y rio un poquito-. Es tan... bueno... tu y yo -sacudió un poco la cabeza antes de continuar, intentando en vano organizar sus ideas-. Lo siento, sólo estoy un poco nervioso porque nunca creí que... ya sabes... jamás lo pensé...

Si alguien le hubiera dicho en la mañana cómo terminaría ese día, se habría reído de inmediato. Había hecho todas las cosas que tenía qué hacer, y de pronto Kat se lo había soltado como una bomba. Era extraño. Pero extraño bueno. El único problema era qué iban a hacer a continuación. Ojalá no hubiera que preocuparse por ello, pero no les quedaba mucho tiempo. Respiró hondo, y se tranquilizó un poco, bueno, al menos ya no temblaba y quizás el rubor en sus mejillas hubiera bajado un poco.

Al oirlo no pude evitar reir, no burlandome. Si no porque me daba ternura ese modo en el que decia las palabras como cortado, para ser realistas tampoco creía que algún día le diría lo que sentía por él y mucho menos que lo besaría, pero lo había echo ya no había marcha atrás, lo único que quería era no tener que separarme de él jamás..y para mi mala suerte eso pasaría pronto.

Tomé su mano con mi mano libre y entrelace mis dedos a los suyos, suspiré y bese su labio inferior solo por un momento, queriendo guardar en mi memoria lo suave de sus labios. Y el cosquilleo que sentía en los míos al besarlo.

Ahora no sabía como ni cuando me iría, ¿No era justo que los días antes de ir a los juegos me quedará con Henrik en su distrito?. Para mi era lo más justo del mundo pero mis padres jamás lo permitirían.

-Y ahora..?- Pregunte soltándolo torpemente, en verdad que me fugaría si fuera necesario para estar con él. Incluso haría hasta lo imposible por ganar los juegos y volver, haría todo eso por él e incluso más. Solo esperaba lograrlo.

Al sentir el beso en su labio inferior fue como si esa sensación de cosquilleo en su interior lo inundara de nuevo. La quería, demasiado. Mantuvo sus dedos entrelazados con los de ella, no quería tener que soltarlos de nuevo. Pero nada podía ser totalmente perfecto, y Henrik lo sabía. Y Kat también, por la pregunta que le hizo a continuación.

¿Y ahora?

No lo sabía. No tenía idea. Se sentía dispuesto a ir a los Juegos, a tomar su lugar, pero sabía que eso era totalmente imposible. La única manera de estar ahí para protegerla sería por el sorteo, y eso no era seguro. Además de que a ella no le agradaría la idea en absoluto.

-Yo... no lo sé -respondió, sintiendo el nudo en su garganta-. Te diría que huyéramos, pero, ¿a dónde? Sólo sé que no quiero separarme de ti... -Fue entonces cuando la abrazó, queriendo sentirla cerca-. ...Pero estará bien, ¿sí? Ya sabremos que hacer...

Y de verdad quería creer en eso.

De verdad quería prometerle eso, de verdad, pero no sabía si sería capaz de hacerlo. O al menos de mantener su promesa. ¿Cómo esperaba Kat que él se quedara sin hacer nada más que ver todo lo que sucedía en las pantallas? No podía antes, y ahora menos. Aunque claro que si entraba entonces estaría todo condenado, porque alguno de los dos moriría inevitablemente. Pero si así podía ayudar a que Kat tuviera más oportunidad...

-No sé si pueda prometerte algo como eso... -murmuró, desviando la mirada hacia otro lado-. Confío en ti. Sé que tienes verdaderas posibilidades de ganar, pero no soportaría verte pasar por todo eso tú sola, ¿sabes...?

Esas eran la clase de decisiones que odiaba, porque fuera cual fuera, nunca se sentiría como la correcta. Si vivía y ella no, jamás podría sacarse de la conciencia el hecho de que podría haberla ayudado y no lo hizo. Y si iba, estaba muerto por adelantado, pero podría ayudarla.

¿Cómo se suponía que sabría cuál era lo correcto? Todo lo que sentía en su mente era confusión y nada más.

Mientras esperaba su respuesta solté un leve suspiro intentando que su respuesta no hiciera que me doliera el estomago ni mucho menos que me enfadara con él. De cualquier modo sabía lo que me iba a responder.
Dejé que terminara, después de todo yo sabía que no podía obligarlo a nada, serría su desición, aún que me dolería mucho si lo hiciera.

Tomé su rostro entre mis manos haciendo que volviera a verme y pegue mi frente a la de él, impidiendo de ese modo que volviera a voltear a otro lado -Yo sé, que lo que te pido no es fácil. Pero me sentiría más tranquila si no te eligieran..entiendes?- sonreí un poco para que mis palabras no sonaran tan rudas.

-Te quiero- Murmure soltando poco a poco su rostro. Sin él dentro de la arena, yo me sentiría más tranquila sin duda, ya que solo vería por mi vida y no tendría miedo a cada momento de que lo matarán, de perderlo. Que tontería, no iba a perderlo porque se fuera tras otra chica, no iba a perderlo porque nos enojaramos un día por alguna tontería. Si no que podía perderlo en la arena, y yo prefería morir antes de que eso pasara.

De acuerdo, eso sólo hacia las cosas más difíciles. Porque sí, podría mentirle y mirar hacia otro lado, aún teniéndola tan cerca. Pero eso tampoco se sentía como lo correcto. Fue ahí cuando llegó a la conclusión de que en esa situación no había nada establecido como correcto. Aún así se esforzó por devolverle la mirada.

-Entiendo... -murmuró de vuelta, y le sonrió un poco, aunque no era como sus otras sonrisas-. Si ganas, entonces todo va a resultar bien, ¿cierto?

Veamos. Katleen era buena con el arco, y seguramente tendría muchísimos patrocinadores, además de que mucha gente la querría a ella como campeona. Era algo que simplemente tenía que suceder, había bastantes posibilidades. Él, en cambio, no tenía absolutamente ninguna.

-Yo también te quiero -le dijo de vuelta, besándola en la frente, y después soltó una pequeña risa. No era por burla, sino por lo extraña que se había vuelto la situación. Como todo había girado de forma tan repentina sin previo aviso-. ¿Alguna vez te imaginaste que terminaríamos así, Kat?

Él no, para nada. Ni aún en sus sueños más extraños. Y por un momento pensó en que si él no podía ir a la arena, al menos tendría que darle algo a Kat para que lo recordara. Algo que le hiciera ver que estaba de su lado, sin importar lo que sucediese. Y entonces se le ocurrió.

Me forcé a sonreír al oirlo, si ganaba todo estaría bien..,no. En primera porque volvería a casa con las manos manchadas de sangre, de la sangre de chicos con familias, amigos, vidas.., y el solo echo de pensar en quitarles la vida me hacía sentir como el peor ser de la faz de la tierra.
Asentí levemente respondiendo a su pregunta, sin querer hablar, sabía que si lo hacía mi voz me delataría, podía sentir como el nudo en la garganta se iba formando poco a poco, haciendome sentir mal.

"Él también me quiere", esa frase resono en mi cabeza, convirtiendose en un murmullo. Eso, solo eso era lo que me importaba. Solo por eso aguantaría..
Al sentir el beso sentí mis mejillas arder, seguramente estaba más sonrojada que un tomate, pero poco me importo.
Negué con la cabeza y solté un suspiro sonriendo -No..,pero..me gusta- pegué mis labios a su barbilla y cerre los ojos.

Me encantaba estar con Henrik, y si alguién me hubiera dicho que a él también le gustaba pasar tiempo conmigo, y que yo le gustaba, me hubiera reido y después hubiera mandado a volar a esa persona. Ese momento era perfecto y era, en muchos aspectos lo que siempre imaginé.

Sonrió al sentir los labios de Kat sobre su barbillas y al escuchar su respuesta. No era exactamente a lo que se había referido, pero si hablaban de cómo habían terminado entre ellos dos, entonces sí le gustaba. Lo malo era el Capitolio y la amenaza de que esto sólo fuera a durar hasta que comenzaran los Juegos. Pero no tenía que pensar así. Debía de estar confiado, porque con eso era una de las pocas maneras en las que podía ayudarla, aunque no terminara exactamente en la arena.

Pero quería hacerla sentir que estaba de su lado, que siempre lo estaría, sin importar donde se encontraran o como fuera a terminar el asunto.

-Kat... -Se separó un poco de ella para poder verla a los ojos-. ¿Vamos a mi casa? Tengo algo que quisiera... mostrarte. Y podemos cenar, si quieres.

No sabía quien estaba en su casa en ese momento. Su padre no, estaría trabajando, pero no tenía idea de donde se encontraría su madre y su hermana a esa hora. No importaba, ahora que tenía algo en mente.

Todos pensaban en el capitolio últimamente, en los juegos. En las muertes, y mi mente solo lo tenía a él, inundando mis pensamientos, atrapándome con su mirada e hiptonitsandome con su vos.
Sentí su dulce aliento en mi rostro en cuanto hablo y no pude hacer más que asentir. Mi única debilidad llevaba su nombre y si él me lo pedía yo iría al fin del mundo, moriría por él. Era un sentimiento que no había experimentado con nadie más. Por lo cual para mi Henrik era único, no me imaginaba ya con nadie que no fuera él.

Comencé a caminar tomada de su mano, esa sensación de cosquilleo me recorrió de nuevo al darme cuanta de que al adentrarnos más la gente comenzaba a vernos, pero lo más importante; a ver nuestras manos.

¿A donde me llevaba? Ah si, a su casa. No sé porque pero todo se me olvidaba en ese momento, como si estuviera en un sueño, del cual no quería despertar.

-Que me mostraras? - Le dije sin dejar de ver al frente, pues la curiosidad había llegado a mi de un momento a otro. Tratando de mantener mi mente ocupada, y asi no recordar que pronto tendría que despedirme de él.

Comenzaron a adentrarse al Distrito en sí con las manos tomadas. Algunas personas les dirigían miradas, pero eso a Henrik le tenía totalmente sin cuidado. Su mente estaba bastante ocupada en la chica que iba a su lado, y si esto hubiera sucedido en otras circunstancias, seguramente estaría en mejor ánimo. Pero al menos tenía una oportunidad. Al menos podían enfrentarse juntos a lo que fuera que viniera.

Llevaba la vista clavada en el suelo, sabiéndose el camino más que de memoria. Sólo la voz de Katleen logró sacarlo de ese estado.

-Oh, es más bien una especie de... -se detuvo a mitad de la frase. No quería dar demasiados detalles para arruinar la sorpresa, pero se permitió una sonrisa hacia ella. De cualquier forma llegarían pronto, y pudo visualizar finalmente su casa-. Sólo espera un poquito, ¿si?

La puerta estaba abierta, pero apenas entró supo que no había nadie. Quizás no tardarían de a dónde sea que hubieran ido su madre y su hermana.

-Adelante -le dijo a Kat, mientras encendía el interruptor de la luz. Al menos podrían tener algo parecido a la privacidad por un momento antes de que volvieran.

Seguimos el camino que hace tiempo yo había recorrido, aún recordaba los rostros de sus padres. Más el de su hermana no, tal ves era por el poco tiempo que trate con ella, de cualquier modo era más pequeña en ese entonces y seguro su hermana era una bebe.
Sonreí al oirlo. No iba a decirme, regularmente odiaba las sorpresas muchisimo, porque no me gustaba esperar por ellas.
Pero esta ves me daban cada ves más ganas de saber que era, sin esa molestía que tendría si fuera una situacion diferente, una persona diferente.

-Esta bien, esperaré - Le dije y visualice su casa, no hicieron falta muchos pasos para encontrarnos frente a esta, la admire. De madera, grande de dos pisos, con un buen jardín lleno de flores de diferentes tipos y una mesa, seguramente para comer afuera y claro, por allí debería estar su vaquita.
Espere mientras abrío la puerta y encendío la luz, el interior era acojedor. Adornado de una manera muy campirana y podía sentirse ese calor de hogar. Me hubiera gustado mucho vivir allí o pasar más que un día con Henrik. La admire un poco por fuera hasta que me invito a entrar -Que hermosa casa tienes Henrik..-Camine hasta quedar en medio de la sala de estar y le sonreí de lado jugando con las mangas de mi blusa. -Bueno y que es? - Si, como ya dije la paciencia no era mi virtud.

Sonrió ante el comentario de su casa, a él no le parecía la gran cosa, era sólo una casa normal del Distrito 10. Cerró la puerta detrás de Kat y se dirigió hacia la escalera para ir a su habitación.

-Si quieres puedes esperar aquí, ponte cómoda, ¿si? -le dijo de pie en el primer escalón, pasando una mano por su cabello. Comenzaba a ponerse un poco nervioso, pero no iba a dejar que se le notara. Ya había tomado una decisión-. Hay comida y cosas en la cocina, por si tienes hambre o sed.

Comenzó a subir los escalones de dos en dos hasta llegar a su puerta y entrar. Por suerte había ordenado el día anterior, y no estaba en el estado de caos que solía tener la mayor parte del tiempo. Se dirigió hacia la cajonera y abrió el último cajón. Ahí guardaba algunas cosas. Cosas especiales. Recuerdos.

Y ahí estaba. Una cajita púrpura forrada de terciopelo. La abrió y se quedó mirando el contenido. Un brazalete. Él simplemente no utilizaba ese tipo de cosas, y el único motivo por el que no lo había vendido aún era porque quizás podría servirle algún día. Como hoy. Era simplemente el mejor uso que podía darle, y estaba seguro de que a su madre no le importaría.

Cuando bajó las escaleras lo llevaba en el bolsillo.

-¿Puedes extender tu brazo, por favor? -preguntó con una sonrisa en el rostro.

Asentí sonriendo en el momento en el que hablo y lo miré mientras subía los escalones de su casa. En cuanto desaparecio los nervios casi toman posecion de mi. Para mi suerte algo me hizo frenarlos y era que no podía hacer nada mal ese día. Todo tenía que ser perfecto.
No me atreví a entrar a la cocina, en primera porque a pesar de ya haber tenido su anticipada invitación se me hacía de mal gusto entrar en lugares agenos y en segunda porque quería estar en el momento exacto en el que bajara.
Así que me limite a ver un mueble en el cual habían varias fotos de Henrik, desde pequeño hasta como fue creciendo poco a poco. Sonreí con cada retrato que veía, era muy lindo y adorable de pequeño, y ahora guapo y tierno.

Casi me da un susto al oír como bajaba los peldaños, rápidamente me dirigí a su sillón y me senté como si no hubiera pasado nada.
Lo miré y estire mi brazo en cuanto me lo pidió un tanto extrañada -Que es Henrik? - Mordí mi labio inferior en espera de la sorpresa que tenía que darme. Estaba tan emocionada, como si fuera a ser lo mejor que me hubieran dado jamás. Tal ves se debía a que era la primer cosa que él me daba.

Soltó un suspiro y se acercó a ella. Estaba algo nervioso. Y había una sensación extraña en la que no quería pensar. Porque ya se encontraban en la casa, y el tiempo iba pasando. Pronto se despedirían, lo sabía. Y lo que estaba a punto de hacer era como una confirmación. Nada más que eso. Pero al mismo tiempo era algo necesario, inevitable.

Le colocó el brazalete alrededor de la muñeca, con el corazón latiéndose fuertemente en el pecho. Y se dio cuenta de algo: era el primer regalo que le daba. Tal vez el último, susurró una voz maliciosa en su cabeza que apartó de inmediato. Pero le había dejado una mala sensación de aturdimiento.

Una vez que se lo hubo puesto la tomó de esa misma mano y se acercó a ella. Se acercó a su rostro, como si fuera a besarla, pero sus labios se detuvieron a centímetros de los de ella, y en vez de romper esa distancia, se encontró diciendo en un murmullo apenas audible para ambos:

-¿Serías mi novia, Kat?

Y le hubiera gustado que hubiera ocurrido de otra manera. No tan improvisada. No con un futuro tan impredecible. Pero era lo que tenía, y estaba dispuesto a aceptar lo que se viniera después. Fuera cual fuera su respuesta. La quería, muchísimo. Pero no estaba seguro de si eso bastaba. Y si hubiera dicho que no tenía miedo, habría mentido. Porque lo que sentía palpitando en su garganta era algo peor que el miedo.

Aún así se las arregló para mirarla a los ojos mientras pronunciaba esas palabras.

Miré con atención su rostro mientras colocaba el brazalete alrededor de mi muñeca, primero que nada porque no quería perder su expresión mientras lo hacía, digamos que la guarde en mi memoria, para recordarlo cuando más lo necesitará, cuando más lo extrañara. La pieza alrededor de mi muñeca era muy bonita, nunca había tenido un brazalete tan bonito, o tal ves pensaba eso porque para mi este presente significaba mucho.

El pensamiento de que la despedida se aproximaba aumentaba cada ves más, todo era un mar de sentimientos mezclados. Por una parte me inundaban los nervios por lo que yo sabía muy bien estaba a punto de pasar, más el miedo a que no pasará o a la despedida era peor..por lo que no pude evitar morder mi labio inferior intentando contener el llanto.

-Claro que quiero - Le dije mientras sostenía su mirada, pose una mano en su mejilla y cerré poco a poco mis ojos mientras volvía a juntar mis labios con los suyos dándole un dulce beso.
Si las cosas fueran diferentes seguramente en este momento estaría que no cabría de la felicidad, pero debido a lo que se aproximaba el miedo me impedía saltar gritando que lo amaba. Lo amaba, lo sabía..pero por ese motivo temía más que nada ir a los juegos y tal ves perderle para siempre, presione mis labios sin separar mis labios de los de él.

Tardó un momento en registrar lo que había escuchado. ¿Kat había dicho que sí? ¿En serio? No se lo podía creer, de verdad, porque era una de esas cosas que sólo le sucedían a otras personas y no a él. Él no solía tener tanta suerte de su lado, pero al parecer estaba sucediendo de verdad. O al menos eso le decían los labios de ella sobre los suyos. Y le devolvió el beso, con el corazón palpitándole con fuerza en el pecho. Se olvidó de los Juegos, del Capitolio, de la despedida, de todo. Por un momento lo único que tuvo en mente fue a ella.

No pudo evitar reír un poco cuando se separó. Algo así como alivio y felicidad. Mantuvo se frente pegada a la de Kat, mientras la miraba a los ojos. No podía creer que fuera correspondido, no podía.

El único problema era lo que seguía. Y la abrazó. Porque no quería que se fuera. No quería. Ahora lo que más le importaba era que ella regresara a salvo. No importaba lo que tuviera que hacer para lograrlo.

-Haré cualquier cosa para traerte de vuelta a casa... -murmurmó en su oído.

Sonreí mirando sus ojos, Henrik era el chico del que hace tiempo estaba enamorada, el primer chico del que me enamoraba.

Suspiré sin dejar de mirarlo y acaricie suavemente su mejilla con el dorso de mi mano, su piel era suave al contacto, y detrás de la caricia mi mano experimentaba algo parecido a un cosquilleo, como el que mi estomago sentía cada ves que estaba cerca de él.
Ensanche un poco más mi sonrisa escuchándolo, mis oídos no se cansaban de su dulce voz, y sus palabras hacían que poco a poco el nerviosismo se alejara de mi. - Sé que lo harás.. solo no quiero que te expongas si? - rocé levemente mi nariz con la suya. Poco tiempo nos quedaba a todos antes de los juegos, me imaginaba el nerviocismo de mucha gente de varios distritos. Y aún asi solo pedía por la seguridad de mi hermano y de Henrik, eran las únicas dos personas que me importaban. Pero también las únicas dos que yo sabía harían hasta lo imposible por traerme a casa, y yo debía evitar eso. No podía dejar que se expusieran.