La belleza se encuentra en la simpleza -{Katleen

Mis pasos no tenían rumbo cuando de caminar por media mañana se trataba, hacía unos instantes había parado por ese sitio, la vieja mina que había explotado dejando a mi padre sin un merecido descanso encerrado como muchos más, me atormentaba el echo de recordar ese momento, la gente gritando, pidiendo apoyo, llorando y lo peor de todo eso es que nada se pudo hacer.

Tras dejar atrás ese lugar decidí pasearme por la gran plaza mientras el sol reposaba en mi cabeza y el ligero viento cosquilleaba detrás de mi cuello, Aquél era un lugar con mucha gente este día por lo que podía mezclarme entre el borbote de gente sin que esta me mirara o dijera algo que me fuera a molestar.

Los viejos y andrajosos puestesillos que estaban a mi alrededor se hacían ver por las entusiastas ofertas y los animados vendedores que ofrecían a viva voz a los interesados vendedores que se amontonaban en cada uno de ellos.

Mi paso se detuvo al ver un conocido lugar, al igual que los demás era un pequeño puesto de los más viejos que podías encontrar, una gran señora con una sonrisa de oreja a oreja donde sus dientes amarillentos y su falso diente de bronce que según ella la hacía destacar entre los demás se escondía detrás de las cortinas de diferentes collares, pulceras y pendientes de diferentes piedras de rio así como jade y mucho más, me miro con ternura, sabía que siempre tenía curiosidad por ese tipo de cosas así que me invito a acercarme.

-Buenas tardes Señorita Margot- Reí para mis adentros ante tal mención mientras ella sonreía aún más y se creía aquel cuento, le alababa que le hubiera dicho así y eso en parte me hacía feliz. -No se porque te interesan estás baratijas mi niña pero como siempre podemos llegar a un acuerdo- Ella hablaba mientras yo veía admirada tales artesanías, siempre me habían gustado esas cosas y ella tenía razón eran baratijas pero que baratijas tan más bellas había frente a mi.

Me distraje un momento de mi encanto al ver a una joven chica, era de cabello rubio, tal vez más joven que yo, aunque veía que tenía una mejor condición física que yo.

Al ver como miraba al igual que yo las cosas me detuve sin discreción alguna a ver como se vestía, más a fondo de mi primera impresión, miré de nuevo a Margot y ella me asintió con una sonrisa algo genuina, volví a la vieja manta con aquellas baratijas y tras rebuscar con la mirada un momento coji una fina pulsera trenzada de cuero negro y pequeños lazos de seda y satin en colores azul y verde pastel, tenía un pequeño colgante, una pequeña gema de esmeralda en forma de un cuarto de luna, era hermosa a la vista. -Creo que esta perfección te iría como anillo al dedo, ¿Acaso es lo que buscabas?- Dije extendiendo mi palma con la pulsera en ella hacía la chica mientras la miraba con una sonrisa, siempre me gustaba hacer ese tipo de gestos, aparte de que ayudaba a Margot con sus ventas, me agradaba ver la expresión de las personas, aveces, podía ver lo que reflejaba la gente con su solo aspecto, más que eso, con esas mismas expresiones podía ver el alma, la valentía y el coraje que denotaban.

Sumergida en aquellos colores tan hermosos y vivios me encontraba, hasta que oí la voz de la chica de mi lado. Me tomo uos segundos entender que iba dirigida hacía mi y levante la vista para verla, luego mire lo que tenía en las manos. Era hermosa de verdad, con detalles muy bien cuidados y el material era muy bueno. Lo que más capto mi atención era la gema que poseía, era muy bella. Le sonreí de lado, nunca había sido buena hablando con personas que no fuera mi familia y conocidos y a esta chica pocas veces la había visto pero vaya, no estaba ligada a mi de ningún modo. No me daba pena hablar con la gente, más como dije anteriormente o era buena, no tenía muchos temas de conversación y solía sentir que los aburría -Es hermosa- Asentí como confirmando mis palabras y la tome con cuidado, cual si fuera la pieza más especial del mundo y yo tuviera miedo a que se rompiera con solo el contacto. -Pero no busco exactamente algo para mi, si no para mi hermano- Inconscientemente mientras decía esto ya me estaba probando la pulsera, la miré por unos segundos y es que..¿Tenía algo de malo permitirme un lujo de ves en cuando? Suspiré y volví a ver a la rubia frente a mi.

-Por cierto soy Katleen Mellark- Le extendí mi mano en forma de saludo, seguramente con mi apellido sabría mi descendencia, siempre era asi. Pero ser la chica popular de este distrito no era tan..lo mío a pesar de que así me vieran. Le sonreí a la señora del puesto para que no creyera que por traer ya la pulsera puesta podría robarsela.

-Oh, vaya...- Chasquee los dedos con gesto de torpeza, como si me hubiera pegado en la frente, algo que claro... no haría. Al escucharle decir en realidad buscaba algo para su hermano volví mi vista a las cosas de la manta mientras escuchaba lo que decía, me paralice un momento al escuchar más que su nombre su apellido y la mire de reojo un tanto sorprendida. -Creo que... es un gusto conocerte, mi madre también fue participe de esos juegos...- Dije orgullosa al saber que era una afortunada sobreviviente, siempre había idolatrado a mi madre y se lo hice notar a ella para que no se sintiera ofuscada con su historia, para no hacerle sentir el centro de atención, ya que se veía en su rostro que no le gustaba nada eso.

Tome una pulsera negra igual de cuero pero más ancha que la interior, era muy simple, tenía unos simbolos tatuados de color oro desvanecido y se amarraba con unos finos lazos de piel color café. -Los hombres no se fijan mucho en los detalles, tal vez esto le guste ¿No crees?- Sonreí de medio lado nuevamente extendiendo mi mano con la pulsera en ella esperando que la tomara mientras miraba las demás cosas y presionaba mis labios ligeramente sintiendo como la gente pasaba casi empujándonos de tanta que era, recordé que me había dado su nombre y la sorpresa me había impedido presentarme. -Y por cierto...- Dije a media voz avergonzada por mi nueva torpeza. -Mi nombre es Meredith Vipointe- Sonreí levemente mientras le miraba con cortesía.

-Oh, por supuesto, si no, terminaremos con el puesto de Margot si caemos encima de el- Margot se río y yo sonreí moviéndome unos pasos para darle espacio a Katleen a que saliera también, más que un acto cortés fue un acto reflejo, recordaba las asañas que mi madre me contaba sobre la madre de Kat y me hacía tener una inconsciencia amable con ella, aunque no la quisiera hacer sentir diferente, ella podía tomar el gesto como mejor lo viera.

-Entonces... ¿Solo venías por eso a la plaza? Si te hace falta alguna otra cosa puedo ofrecerme a acompañarte- Custudiarte, pensé al terminar de hablar y señalé las pulseras para darle a entender de lo que hablaba cosa que era obvia mientras nos mezclábamos entre el gran gentío para intentar salir de ahí lo más rápido posible, sin olvidarme mientras esperaba la respuesta de Katleen alce una mano meciéndola un poco en el aire y girándome un poco sobre mi eje a modo de despedida hacía la señora Margot la cual como siempre sonrío, miré los pequeños puestos de nuevo, como cuando apenas había llegado, tal vez en cierto punto no me cansaba de ello, sabía bien que no eramos el mejor distrito, que hasta algunas personas provenientes de otras regiones de Panem detestaban este lugar pero al menos para mi, este distrito era mucho más, que minas y carbón.