La lluvia, me ha traído aquí || Trent Mellark

Desde temprano me había puesto a vagar por el bosque en búsqueda de algo de soledad, un acto muy importante se acercaba, un acto en el que quizá quedaría electo como uno de los 24 Tributos. Sabia que todos habían recibido esa "cordial" invitación al capitolio a una fiesta donde se realizaría un gran anuncio, el cual prefería no imaginarme ya que miles de idea podrían cruzarse por mi cabeza en ese momento. El bosque en cierto modo evitaba que comenzara a pensar en eso, aunque sabia que quizá si llegaba a estar en los juegos me tocaría un estadio muy parecido al bosque por el cual estaba caminando justo ahora. Desde que había salido de mi casa el tiempo parecía no estar de buen humor, poco me importaba ya que amaba la lluvia, mucha mas si me mojaba con ella, en ese aspecto si era mas "salvaje" no me importaba en absoluto el clima, nieve, llueva o truene podría estar fuera de mi casa sin problema. Lo único que tome fue una campera de cuero negra que mantendría mi ropa seca ya que mucho no le agradaba a mi madre que llegase chorreando agua.

Estuve bastante tiempo caminando por los alrededores sin un rumbo fijo, y el tiempo comenzaba a empeorar dejando ver nubes aun mas negras, no tardo demasiado para que se largara la lluvia, primero comenzó con una leve llovizna que apenas podía penetrar las gruesas copas de los arboles pero luego fue aumentando hasta que prácticamente parecían baldes de agua cayendo del cielo, mi campera de cuero no dejaba pasar una gota de agua pero mis pies y mi cabeza estaban completamente empapados. Me detuve un par de minutos en la lluvia hasta que un ruido en el bosque me distrajo, parecía un ruido de algún animal corriendo, pero era bastante fuerte por lo que debía ser un animal grande y como no solíamos ver animales grandes a menudo solo una cosa era posible... un humano corriendo por los bosques.

Me encamine hacia donde venían los ruidos, quizá alguien se había metido al bosque y no sabia como salir... y la lluvia había provocado que comenzara a correr en busca de algún refugio, quizá si encontraba a esa persona podría ayudarla a salir. El ruido me llevo hasta una voz, una voz de una chica que no tarde demasiado en encontrar, estaba algo frustrada limpiando su mano y deseando que dejara de llover. Reí por lo bajo y me acerque sonriendole de lado, conocía mucha gente de otros distritos y Deb no se me pasaba de algo un segundo, lo raro es que estuviera en el bosque del Distrito 12... eso era realmente extraño. -Deb... ¿Que haces aquí?- Pregunte juntando las cejas viéndola, algo me decía que no estaba bastante bien allí, me quite mi campera de cuero y se la extendí para que se tapara con ella. -Anda, pontela te enfermaras con esta lluvia- Dije con una sonrisa y me senté a su lado mirando lo que traía con ella. -Perdón que insista, pero ¿Sabes que estas en el bosque de mi Distrito verdad? ¿Haz llegado desde el tuyo aquí?- Dije riendo mirándola, eso era realmente loco, mas en un día como estos donde el mal tiempo en Panem generalmente era azotador.

Estos momentos eran en los que me arrepentía de no traer los panes que mi padre me ofrecía todo el tiempo antes de salir de casa, no era que los despreciara, pero es que la mayoría del tiempo nos estaba ofreciendo comida como si nos fuera a engordar para luego comernos... en parte podía entenderlo, cuando tenia mi edad hubiera rogado por que su padre le ofreciera pan de la manera que me lo ofrecía a mi pero simplemente no podía pegar un bocado a nada desde que me había enterado de los juegos, y eso ya era bastante raro, porque para tenerme de manos atadas a la comida era una tarea bastante difícil, si algo me gustaba era comer mas si era algo dulce. Ahora me habría venido bien aceptar el pan que me había ofrecido Peeta antes de salir en mi "expedición" por el bosque, si algo había aprendido del clima frío constante en el Distrito 12 era que con solo masticar algo podrías recuperar bastante calor... o al menos lo suficiente como para no morir congelado en una lluvia como esta, y que mejor que un delicioso pan de un verdadero panadero para masticar. A veces las personas me reprochaban lo poco que tomaba en cuenta tener a Peeta como padre... respecto a la comida claro, el podía pasarse largos ratos decorando pasteles, o amasando, no era que a mi no me gustara de echo solía ayudarlo... pero prefería darle a otras personas esa comida, personas que la necesitaran mas que yo, si era cierto que el régimen antiguo de Panem había terminado pero como en todas partes no todos tenían para comer todos los días y mas ahora que parecía ser que el pasado volvía a tomar fuerza.

Todos saben que el bosque no es lugar para vagar cuando ya se esta haciendo tarde... de echo no es lugar para vagar en ningún momento sin antes tener una buena orientación, yo conocía bien el bosque del 12 desde pequeño venia a el y mi madre me enseño todo lo que había que saber para sobrevivir en el por lo que no tendría problemas si me perdía... eso podría servir en los juegos, lastima que no solo se necesita supervivencia, sino una buena puntería, fuerza, habilidad y claro... valor para matar a una persona que al igual que tu tiene toda una vida por delante. Deb al igual que yo parecía mas de los que sobreviven a que los que matan, pero no podía culparla por terminar en el 12, solo tuvo suerte de que la encontrara sino ya podía verla con una tremenda pulmonía luego de esto al menos ahora estaba abrigada. La mire escuchando su historia, no pude evitar reír al escucharla había echo un recorrido bastante largo como para escapar de la lluvia.

Sobre nosotros había un par de hojas comestibles, lo sabia porque mi madre siempre nos las mencionaba cuando pasábamos por este lugar, ademas era bueno recordando tenia muy buena memoria por lo que siempre terminaba siendo yo el que recolectaba ya que me iba mejor que con la caza. Me levante y arranque un par y las moje con la lluvia para que se le quitara el polvo que tenían... eran algo así parecidas a las hojas de menta solo que un poco mas grandes, le extendí una a Deb para que la tomara, para alejar el frío había que tener la cabeza ocupada en otra cosa y aunque solo fuera una hoja, ayudaba muy bien a mantener el calor el cerebro se concentraba en masticar y los procesos químicos en el cuerpo siempre tenían un efecto residual que era el calor, aunque seria mucho mejor si fuera chocolate, con eso si no nos enfriaríamos. -Toma, masticala... te ayudara a calentarte- Dije con una media sonrisa y me volví a sentar llevando una de las hojas a mi boca y la comencé a masticar. -Te has echo un viaje bastante largo a decir verdad, tienes suerte de que te encuentre... luego de esto quedarías en cama largo rato- Dije con una mueca, de echo estaba seguro de que yo terminaría en cama, pero eso era lo de menos... estaba acostumbrado a las enfermedades tanto que mi cuerpo ya se defendía solo, sin ningún remedio adicional.