Long Time ago [Libre]

Me tomó mucho tiempo el poder escaparme de la mirada vigilante de mi hermana y mi madre para poder viajar al distrito 4... El lugar donde yo y mi padre solíamos entendernos con el mar. Se que es extraño, posiblemente ridículo pensar que alguien podría entenderse con algo sin vida... Pero para mi y mi padre la tenía, para nosotros el agua hablaba en un idioma que solo pocos podía entender... Si bien, era posible que otras personas pudieran entenderlo, me rehusaba a creerlo, Por que entender el mar era algo especial, era algo que me hacía especial, me frustraba el hecho de saber que no era un don que solamente yo podría tener. Que era posible que no fuera único.

Solté un suspiro frustrado mientras aventaba una concha de mar al horizonte, escuchando el sonido húmedo del golpeteo de la superficie en las olas del mar. Casi no podía verse el sol, las nubes estaban oscuras y cargadas de truenos que se podían escuchar a la lejanía. Si bien, a muchas personas les deprimía ver el cielo oscuro en el día, a mí y a mi padre nos parecía el mejor de los días, no había sol, el aire corría como brisas que golpeaban mi cara...

Si, me sentía en casa.

Aun no entiendo el por que mi madre odiaba ese distrito, por que nos llevo a un lugar tan cerrado y oscuro como era el distrito 6, por que nos prohibía estar cerca del mar y el recuerdo de mi padre... Tal vez era por que ella aún no supera la falta de mi Papá... Padre.

Pero no pude pensar más, por que una pelota dio de lleno en mi cabeza dejando marcas en mi frente y la pelota comenzó a botar en el suelo. Luego un silencio. Baje la vista y tomé entre mis manos la pelota viéndola un momento, para desviar mi mirada a la persona que se había mantenido en silencio. Una corriente de adrenalina se apodero de mi cuerpo.

Conté hasta 10 lentamente y camine por la arena acercándome a la persona. -¿Es... Tuya?- pregunte respirando hondo mientras intentaba controlar mis impulsos, no era mi distrito, y no me convenía tener problemas con otras personas... Y menos si involucraba con la ley.

-Ten...- murmuré entregándoselo.- Ten más cuidado.-

Pero estaba apretando tan fuerte la pelota, que la rompí... Me quede callado viendo el caucho desinflándose en mis manos.-...Fue tu culpa.- murmuré sintiéndome pésimo.

Admito que me sentía el bastardo peor parido del planeta, no era mi intención destruirle la pelota… Pero mi carácter siempre me ganaba en situaciones extremas. Mentira, en todas las situaciones en general, pero esta vez me sentí pésimo al ver que si quiera el balón era del pequeño perro, no de la chica.

Aunque tengo que admitir que mi ceño no dejaba de estar fruncido y quería huir de la presencia de la chica… Pero el perro era demasiado, ¿Cómo se dice? Cuando quieres comerlo metafóricamente, ¿Nada feo?, Serena usaba el termino a cada rato, era… ¡Tierno! Eso. Mi vista no se apartaba del cachorro, siempre había querido uno, pero por las condiciones en las que vivíamos, hubiera sido otra boca para alimentar, o mejor dicho, me hubieran quitado la parte de mi comida para dárselo al perro.

Recordé que no estaba solo por lo que la observé unos momentos, ¿No era una de las chicas de mi distrito? Era posible, ahora que observaba al perro, tenía vagos recuerdos, nada concreto, tal vez porque me la pasaba demasiado tiempo en la fundidora y no me interesaba mucho en entablar amistad con los chicos del distrito, no le veía algún beneficio.

Sí, mi madre dice que me caí de pequeño y por eso soy tan extraño.

Si bien, la chica estaba seria, el cachorro parecía demasiado dolido, pero no se atrevía a acercarse a mí, lo que en cierta parte me hizo sentir peor.- ¿Distrito?- le pregunté, Aunque en verdad, yo tenía toda la pinta de un ciudadano del Distrito 4, y la chica no sabía de mi presencia, por lo que eran puntos extras de que me encontraba a salvo.- ¡Ah! ¡Cierto!- dije rascándome la nuca.

Me sentí mal por el cachorro, tal vez debería prestarle más atención a la chica, pero lo cierto es que no soportaba la idea de haber lastimado, si bien, creo que era un poco grosero al pensar más en la seguridad del cachorro que de la chica. Pero esos ojos de metal fundido del animal me estaban dañando.

-Espera.- dije en tono grave a la chica acercándome, como si realmente le hablara al cachorro.- ¿Puedo compensártelo en alguna forma? Puedo comprarte otra pelota.-

Ojala que al menos el perro me ladrara, me sentiría mejor.

Si, de acuerdo, me sentía pésimo, y el tono de la chica no ayudaba completamente en nada, ¿Todas eran iguales? Por culpa de mi hermana ahora tenía un ligero trauma con el enojo de una mujer… Pero lo que más me estaba calando, era que el cachorro me temía. Rasqué mi nuca soltando un gruñido parecido al de un perro enojado.

Respiré hondo y la vi directamente a los ojos, casi intentando apuñalarla con la mirada como si fuera su culpa… Aunque internamente sabía que no lo era, que debía tener mejor carácter y ser más tolerante según mí hermana… De verdad que en estos momentos la necesitaba, al menos para que pudiese ayudarme en estas cosas, realmente apesto con las mujeres.

Y cuando habló, mi teoría sobre que las mujeres eran demasiado complicadas se hizo cada vez más factible.- ¿Por qué más difícil? Es caucho, es fácil de encontrar en el distrito 1, solo hace falta tomar el tren e ir.- dije alzando una ceja mientras metía mi mano a mi bolsillo viendo cuanto tenía para gastar… Posiblemente lo suficiente para que el cachorro fuera sonriente de nuevo.

La observé un momento y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa.- Touche.- gruñí.- Aunque, yo si conozco este distrito.- murmuré viendo el mar.-… ¿A los perros les gusta el pescado?- pregunté viéndola. Mientras buscaba un palo.- ¿Crudo o cocido?

De ser así, tenía que buscar madera para poder hacerle una comida al animalito, ojala me ganara su perdon... "Es el colmo que estes tan interesado en ayudar a un animal pero no a una chica." recordé a mi hermana decirme una vez y no pude evitar reírme en silencio. -¿Como se llama?- le pregunte.

El cachorro no parecía muy dispuesto a perdonarme tan fácil, no parecía si quiera querer mirarme, eso me exasperó a tal grado que solté un casi inaudible gruñido mientras me tiraba mi cabello hacia atrás revolviéndolo un poco en un intento que mi carácter no me ganara de nuevo, ya era bastante malo mi situación.

Aunque no podía evitar sentirme culpable por no intentar hacer sentir mejor a la chica, o si quiera una plática coherente, después de todo, era de mi distrito, y por mucho que me diera pavor hablar con una chica, ya estaba metido en el paquete, solo pude mantener mi cara inexpresiva mientras la observaba. De haber sabido que la pelota era recién encontrada no me hubiera hecho tanta molestia… Mentira. Si lo haría.

Solté un bufido, como decía mi madre “cumple lo que dices.”

Tomé un palo que estaba tirado con la punta bastante afilada, mientras me acercaba al agua intentando ignorar el tono de voz de la chica, ¿Todas las mujeres hablaban igual? Tanto su madre como su hermana usaban ese tono de voz para molestarlo, como si estuviesen hablando con un niño… Y eso me irritaba mucho.- ¿Cocido? Entonces creo que podremos comer un poco también.- murmuré sonrojándome un poco, incomodo con la idea de esta pequeña fogata, ¡Argh! Las mujeres me ponían demasiado nervioso.

Vi de reojo al cachorro, si bien había pasado de ser odiado a ser cero en la vida del perro; eso era un avance. Asentí con la cabeza cuando dijo que iría por unas ramas, si bien, no habían muchas, habían suficientes para que pudiésemos tener una comida bien cocinada. Me quede tieso mientras esperaba pacientemente a que los peces comenzaran a acercarse a mí, lentos y curiosos, mi padre siempre decía que tenía imán para los peces, puesto que apenas me quedaba quieto se acercaban numerosos peces.

La vi de reojo entrecerrando los ojos un poco, ¿Cómo que no tenía nombre? Supongo que esperaba al nombre correcto para su perro, si él tuviera uno seguramente buscaría un nombre imponente como Cerberus, Kratos, Lobo, Fenrir… Esos si eran nombres. -¿Y no has pensado en alguno?- le pregunté sin mucha emoción. Me pregunto qué tipo de nombres le gustarían a esa chica. No parecía del tipo de chica que le gustaran los nombres demasiado femeninos.

Apenas vi un pez gordo no esperé y lo atravesé con la fuerza que con años fui ganando sacándolo de golpe antes de que la sangre comenzase a regarse por el agua llamando a depredadores, aún se movía violentamente, hasta que paso unos momentos y se quedo tieso.

Y los peces volvieron a reunirse en mis pies.

-¿Cómo te llamas?- dije en tono neutro y bajo mientras esperaba a otro pez.

Bueno, ya era un avance que la chica lograse aceptar mi ofrecimiento, vi de reojo al cachorro que andaba como si nada… Sentía un poco de envidia por él, no tenía que preocuparse por nada, más que su dueña le mimase todo lo necesario y lo cuidase exageradamente no había nada más de lo cual pudiera sufrir. Me rasqué la cabeza. Soltando un suspiro. –Entonces ponte cómoda.- murmuré.

2, 3, 4… ¡4 peces capturados! Observé el palo con el que estaba “pescando” y era grandioso que los peces tuvieran una memoria de tres minutos o algo así, ¡Siempre volvían! Si bien, este tipo de pez era muy liviano para el estomago, le haría espacio lo suficientemente para que pudiese volver a casa y pudiera comer lo que sea que su hermana le haya preparado… Realmente esperaba que fuera algo bueno.

Escuché a la chica hablar sintiéndome menos “como gato mojado” como decía mi madre con mi actitud hacia las mujeres, si bien, me ponía demasiado nervioso en ambientes que consideraba extraños, no es que ella lo fuera, pero en sí estar haciendo esto ya era algo fuera de lo común.- Hefesto no.- le dije mientras buscaba otro palo largo para poder clavar la mitad de los peces.- Tu cachorro está bastante completo para ser considerado así.- murmuré. Mientras seguía buscando otro palo.- ¿Qué te parece Thor?- pensé un momento.- ¿O Loki? Tiene cara de Loki sin duda alguna.- le dije mientras al fin encontraba el bendito pedazo de madera que estaba buscando.

-Shun, un gusto Claire…-le dije clavando los palos lo más duro que podía cerciorándome que no pudiese caer sobre la arena.

Si bien, había llegado el punto culminante, tenía que pedirle que no dijera que me vió aquí, mi madre era demasiado sensible a la idea de que sus hijos estuvieran en este distrito, saber que yo estaba aquí, me podría traer problemas… Pero tenía que ser bueno negociando, no quería terminar siendo su sirviente o nada parecido.- Con respecto a la escena anterior…- murmuré, demonios, ¿Cómo podía abordar el tema? –Lo lamento mucho, de verdad.- dije más calmado mientras me revolvía el cabello.

off: Lamento mucho la tardanza u.u

Me rasqué la mejilla desviando la mirada cuando dijo lo del cachorro mientras esperábamos que el fuego comenzara a azar los pescados inmóviles y empalados, una apariencia desagradable si uno no estaba acostumbrado a comer pescado… A mi hermana nunca le habían gustado, y seguramente si hubiera estado conmigo en esos momentos me hubiera tirado el pescado a la cara. Fruncí el ceño ante la grosería imaginaria de mi hermana mientras negaba.

-Siempre quise un perro.- le expliqué tranquilamente.- Pero mi Madre no quería otra boca que alimentar y cada cachorro que encontraba, mi mama amenazaba con hacer caldo de cachorro.- dije con un poco de gracia, aunque cuando era pequeño, realmente me asustaba comer perro, considerando que la pobreza ya no era tan marcada aún así comíamos lo que encontraramos, y eso constaba varias veces de ardillas.- ¿Cómo los demás? ¿Qué dicen del perro?- pregunté frunciendo el ceño.- ¿Quieres que los golpee?- dije sin pensar, luego negué con la cabeza.- Olvida lo último.- corregí rápidamente para ver al perro.

Me apoyé en las rodillas viendo al perro feliz brincando y jugando como era típico de un niño, ¿Por qué su madre nunca le había permitido tener un cachorro? Eso era muy injusto, aunque ahora entendía que por el escaso tiempo que tenía, pudiera cuidarlo.-Mi padre me contaba que en uno de los libros del antiguo Panem, existía una leyenda sobre un dios travieso… O algo así.- frunció el ceño pensando.

Sonreí al ver al pequeño Loki, para desviar su mirada a la rubia.- Es demasiado corto.- acepté en un murmulló hipnotizado por el movimiento frenetico de la colita del cachorro, mientras movía mi pierna.

Sonreí.- Tú también pudiste haberla rota, estaba demasiado desinflada.- la molesté un poco intrigándome un poco, ahora que lo pensaba, en el distrito 6 la gente siempre trabajaba a esas hora, él se había escapado, ¿Pero y ella?

-¿A qué te dedicas?- pregunté directamente mientras mis ojos se clavaban en los de ella, no parecía una chica muy masculina como las que trabajaban en la fundidora, de hecho se veía demasiado arreglada y de buen ver… Y me golpee la cabeza por ese pensamiento.- ¿O estudias?

Luego dirigí la mirada al balón desinflado, recordando de un golpe los juegos del hambre, volví a observarla… Quería preguntarle si sabía algún rumor de ellos.

[off: Perdoname ahora tu a mi por la tardanza u-u]

Escuchó a la chica apoyando sus manos en su mejilla mientras la observaba hablar sobre la historia de la chica, se sentía bastante identificado con la descripción que daba y tuvo una mejor percepción de la chica, al principio se había sentido la peor escoria ante su presencia… Pero ahora podía decir que sentía empatía y muchas ganas de relacionarse con ella. Sonrió de lado viendo al perro que revoloteaba imaginándose que sería genial tener uno propio. –Te envidio.- dijo sonriendo.

A Shun le había impresionado que la chica no les hubiera cortado la lengua con toda la fuerza que poseía. ¿Cómo sabía que era fuerte? Los músculos estaban ligeramente marcados en su piel… Y se golpeó mentalmente por lo que estaba pensando, ¿Qué demonios le ocurría? –Eres demasiado amable… Yo les hubiera arrancado todo lo que pudiese.- gruño viendo a otro lado mientras veía al perrito revolotear cerca del pescado cuando la chica repitió el nombre.

Se paró y comenzó a sacar los palos estancados en la arena con el pescado ya crujiente, dándole los correspondientes a la chica y quedándose uno para sí.

El tema de la fuerza le intrigaba, para no decir que le encantaba: Amaba la adrenalina, el ardor de un moretón, el escozor de una herida cerrándose, así había crecido y un sentimiento de añoranza se posaba en su interior, Su mirada comenzó a brillar de una manera imperceptible a ledida que la chica hablaba sobre entrenamiento.

-Entonces… Los rumores son verdad…- murmuró serio apoyándose en sus rodillas mientras veía su pescado un poco pensativo.- No, no la conozco…- murmuró.- Pero lo que hago en la fundidora se asemaja, supongo…-

Y una idea centello en su mente.

-Somos del mismo distrito, ¿Cierto?- dijo con la mirada chispeante de emoción.- ¿Sabes? Podríamos entrenar un día de estos, o combatir… No soy muy ágil… - dijo como intentando seducir con la idea a la chica, Claire, mientras le daba una mordida a su delicioso pescado.